Con este artículo de opinión me gustaría ofrecer mi perspectiva de lo que significa, por primera vez, estar al frente de un área de gobierno insular y, al mismo tiempo, ejercer como concejal de la posición en una institución como el Ayuntamiento de Betancuria. Dos opciones que para mí son muy gratificantes y suponen retos muy diferentes.
Como consejero del Cabildo, la responsabilidad directa recae en implementar políticas públicas y gestionar recursos para responder a las demandas de la ciudadanía. Tomar decisiones. Estar preparado para enfrentarse a las críticas y rendir cuentas. Los comienzos nunca son fáciles, pero en este primer año hemos trabajado en acciones y tomado las decisiones adecuadas que puedan mejorar la vida de las personas y la Isla en la que vivimos. Tener la posibilidad de convertir esas ideas en realidad. Sin embargo, también supone una gran responsabilidad al tener que tomar decisiones que, en ocasiones, no son del agrado de todas las personas, pero que son necesarias para seguir avanzando.
En la oposición, en cambio, el rol es fiscalizador. Se trata de proponer alternativas, representar a quienes no están de acuerdo con las políticas de gobierno y ser una voz crítica que busca equilibrar el poder.
En Betancuria hemos ido creciendo paulatinamente. En la legislatura 2015-2019 solo contábamos con una representante. Desde la legislatura 2019-2023, sumamos dos concejales, y en la actualidad, tenemos tres concejales de los siete que forman la corporación. Volvemos a tener grupo propio, lo que no pasaba desde el 2011. En Betancuria nos hemos caracterizado por hacer una oposición seria y responsable, hacer crítica constructiva y apoyar las cuestiones más importantes para nuestro municipio. En los últimos años aumentamos apoyos y nos situamos como una alternativa seria de gobierno.
Este primer año con responsabilidad directa en gestión pública me ha enseñado que en nuestro municipio se están perdiendo muchos recursos por falta de una gestión más eficiente. Conocemos la realidad de nuestro municipio y también las necesidades en las que se deben centrar los recursos del mismo. Se deben enfocar más en la vida de las personas que viven aquí y no tanto en las necesidades del turista. En definitiva: trabajar por las personas, que deben ser el centro de nuestras políticas, ya sea desde dentro del gobierno como en la oposición.