Texto: Mónica Quintero
El despertador suena a las cuatro de la mañana; a veces, si el tiempo está algo más frío de lo habitual, te dejas estar un poco más, hasta las cinco. “Pero madrugar no pesa cuando se hace con gusto, cuando amas lo que haces, cuando sabes que en breve te vas a hacer a la mar”. Así es como se siente Lorenzo Brito Castro cuando habla de su oficio, el de pescador, del que siente un enorme orgullo porque no solo es parte de sus raíces, sino que es el legado que le ha transmitido a sus dos hijos, uno de los cuales se está preparando para seguir los mismos pasos que él.
Además de marinero, Lorenzo es también desde hace algunos meses el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Gran Tarajal. Asume esta responsabilidad recogiendo el testigo entregado por Juan Ramón Roger, quien dejaba el cargo después de 31 años al frente de ella. Roger, quien tuvo que hacer frente a muchos temporales en tierra (algunos con los consejeros y otros con las diferentes crisis económicas que ha habido a lo largo de las últimas tres décadas), le lega también un gran consejo: “esto es como una ola grande: a veces no es mejor ir de frente sino virar para un lado e intentar bordearla”.
Con este consejo Lorenzo Brito encamina, sin dejar de lado su amor por la pesca, esta nueva faceta de su vida. Y lo hace en uno de los momentos más complicados para el sector primario. Donde más lo nota el pesquero es en elementos necesarios del día a día como el combustible, que está más caro que nunca, o los aparejos. Sin embargo, reconoce que “la Cofradía goza de buen estado de salud financiera”, por lo que podrán aguantar con los mismos precios algunos meses más, si bien ya se están planteando algún tipo de “reajuste en el precio del pescado porque, a pesar de que estamos aguantando el máximo tiempo posible sin tocarlos, nos veremos obligados en breve a revisarlos; de no hacerlo, la Cofradía podría tener pérdidas”.
Y es que este ente cooperativo no solo suministra de combustible a los armadores adscritos a ella (más de 40 procedentes de Gran Tarajal, Tarajalejo, Las Playitas, Giniginámar, Ajuy, La Lajita y Pozo Negro), sino que también les provee de hielo y aparejos; les facilita la tramitación de la documentación y los diversos pagos; posee servicios de pesaje, cámaras frigoríficas y primera venta; se encarga de garantizar los canales de distribución,… Es todo un universo el que se mueve de puertas para adentro tanto en la Cofradía de Gran Tarajal como en las otras dos cofradías de la Isla (la de Corralejo y la de Morro Jable).
Objetivos por alcanzar. Lorenzo Brito es muy consciente del papel que juegan las cofradías dentro de la economía insular y por eso le pone voz a una idea que cada vez suena más: “unir las tres cofradías de la Isla” a través de una figura jurídica, que bien podría ser la federación, “para que se nos escuche más, pero también para poder materializar proyectos que nos beneficien a las tres entidades”. Uno de esos proyectos que está tomando forma es la creación de una fábrica de envasado de atún, con sede en la Granja Experimental de Pozo Negro, que no solo generaría nuevos puestos de trabajo, sino que permitiría a Fuerteventura incluir un nuevo producto gourmet en la cartera de los que ya tiene (queso, tomates, aceite de oliva, aloe vera, sal,…). Este nuevo producto también estaría vinculado a la sostenibilidad y la tradición.
Pero en tanto que este proyecto sigue un camino, quizás lento, que le lleve a su materialización, la Cofradía de Gran Tarajal tiene otros objetivos más cercanos en su horizonte. El primero de ellos, conseguir que el Gobierno de Canarias autorice la instalación de placas fotovoltaicas para el ahorro del consumo energético. “Tenemos cámaras que están encendidas todo el día, de lunes a domingo. En la factura de la luz encontramos uno de nuestros principales gastos”, asegura.
El segundo de sus objetivos es “comprar una nueva cámara de congelación y hacer reformas en la pescadería” que tienen en las propias instalaciones de la Cofradía, para ser más competitivos. “Le falta luminosidad y tiene que ser más vistosa”, asegura Lorenzo, quien tiene claro que lo que se puede mejorar en la Cofradía es el continente, porque el contenido es insuperable: “los pescadores de la Isla ofrecemos la mayor calidad trayendo pescado fresco cada día. Nuestro producto es completamente natural, capturado de forma sostenible; promovemos la economía circular y, lo más importante de todo, es un producto kilómetro 0, con todos los estándares de calidad que esto conlleva”.