ENTORNO.-«¿Qué podemos hacer en contra de la extinción de los animales?», por Josefina Cao

Texto: Josefina Cao

Hace millones y miles de años se produjeron extinciones por causas naturales, pero en las últimas centurias se han acelerado por la acción directa o indirecta del ser humano.
Las dos terceras partes del valor económico de la naturaleza son invisibles y no se tienen en cuenta.
Todos los ciudadanos podemos asumir unos sencillos consejos que ayudarán a proteger a las especies en peligro y a la biodiversidad, en general.
Cada vez más especies animales se encuentran en peligro de extinción; esto es un problema que afecta no solo a la Naturaleza, sino a toda la humanidad.
La ciudadanía puede hacer suyos algunos consejos básicos que contribuirán a recuperar y conservar estas especies amenazadas y, en general, a toda la biodiversidad.
Es deber de todos informarnos y concienciarnos del problema. Debemos evitar y denunciar actividades ilegales, reducir nuestro impacto en la naturaleza, visitar espacios protegidos y ayudar como voluntario, consumir de forma sostenible y conducir con precaución en zonas naturales.
1. Informarnos y concienciarnos sobre la extinción de animales. El primer paso para luchar contra un problema es conocerlo y concienciarse sobre su importancia y sus consecuencias. Los científicos alertan desde hace años del aumento de las especies en peligro de extinción. Así lo dejan en evidencia trabajos como la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). La pérdida de biodiversidad supone un impacto mucho mayor de lo que puede parecer a simple vista. La biodiversidad nos ofrece mucho más que bonitos animales o preciosas estampas naturales: nos da la vida.
Una persona concienciada del problema puede explicar a otros las ventajas de preservar la diversidad biológica y cómo llevarlo a cabo.
2. Evitar y denunciar actividades ilegales con especies “En peligro”. El contrabando de especies, además de ser ilegal, pone en riesgo la supervivencia de muchos seres vivos en situación delicada. Así ocurre cuando se adquiere una especie nativa o exótica, ya sea viva o como souvenir, con partes de la misma, como corales, caracoles o colgantes, llaveros de marfil u otros materiales como dientes, etc. Si se detecta uno de estos casos, debemos comunicarlo a las instituciones pertinentes. La introducción de especies foráneas puede también poner en peligro la biodiversidad local al convertirse en invasoras.
3. Reducir nuestro impacto en la naturaleza. Cuando se visita un espacio natural, el impacto que se genera puede poner en peligro la supervivencia de las especies del lugar. Para evitarlo se pueden seguir varios consejos sencillos, como recoger la basura generada para reciclarla de forma adecuada, reducir el uso del agua, no hacer fuego salvo en zonas habilitadas para ello y siempre con las debidas precauciones, no tocar elementos naturales como nidos, madrigueras, etc.
Si se observa alguna actividad que ponga en peligro la naturaleza, como vertidos ilegales, uso de cebos con veneno, trampas, se deberá denunciar a las autoridades competentes.
4. Visitar espacios protegidos y ayudar como voluntario. Diversas ONG ecologistas e instituciones proponen una variada oferta de actividades voluntarias medioambientales que contribuyen a conservar, limpiar y recuperar espacios naturales que no reciben a menudo suficientes recursos. Además de estas visitas, se puede participar en las organizaciones ecologistas y conservacionistas que velan por el cuidado de la biodiversidad y apoyar su trabajo.
5. Consumir de forma sostenible con la naturaleza. El cuidado de la biodiversidad y de las especies amenazadas no solo se hace en la Naturaleza, sino también en casa, en el trabajo, en la vida cotidiana. Una forma insostenible de consumir pone en peligro la supervivencia de todos. Por ello, conviene asumir las siete erres del consumidor ecológico:
• Reflexionar antes de consumir algo.
• Rechazar productos o actividades no ecológicas (como los artículos de “usar y tirar”).
• Reducir para usar solo lo necesario.
• Reutilizar los objetos para darles una mayor vida.
• Reciclar para aprovechar los materiales.
• Redistribuir los bienes para combatir los desequilibrios.
• Reclamar actuaciones que contribuyan a mejorar el medio ambiente.
6. Conducir con precaución. Muchos animales amenazados o en peligro de extinción (o no) se encuentran rodeados de zonas urbanizadas y carreteras que cruzan sus hábitats. Estos animales no saben de códigos de circulación ni prioridades de paso de vehículos y mueren atropellados o quedan heridos de gravedad. Por ello, al circular por un espacio natural, es conveniente hacerlo más despacio y con precaución.
Recordemos que… “la Naturaleza inspira, cura, consuela, fortalece y prepara para la virtud al hombre”. Solo hay un modo de que ella perdure: respetarla y servirla.