Galardonado con el prestigioso Premio Ortega y Gasset 2015 y el Premio Rey de España 2021 en la categoría de Periodismo, Pedro Simón (Madrid, 1971) combina su faceta profesional en el diario El Mundo con su otra vocación, la literatura. El próximo 16 de octubre estará en la Feria del Libro de Fuerteventura, en Puerto del Rosario, en donde firmará los ejemplares de su última novela Los Ingratos (Premio Primavera de Novela 2021), además de charlar con quienes visiten la Feria. Cercano y sencillo, Simón pone en valor lo social tanto en la realidad del periodismo como en la ficción.
-Además de otros temas, Los Ingratos toca el tema de un niño que no da las gracias a quienes le enseñaron a ser el hombre del presente. ¿Ese niño podría ser el reflejo de algo más amplio, más general?
-El libro habla del viaje que hicimos del medio rural al medio urbano, de aquella infancia analógica donde el internet era el quisco y la tienda de ultramarinos, del viaje del desarrollismo al desarrollo,… y también de la ingratitud. Es una ingratitud siempre hacia atrás, hacia la generación anterior a la nuestra y que hizo posible el viaje para que hoy estemos aquí.
-¿Es la sociedad actual ingrata?, ¿es incapaz de dar las gracias a quienes han contribuido a que sean las personas de hoy?
-Hay un momento en la vida en la que uno es mucho de lo que le queda por delante, y eso tiene que ver con la infancia y la adolescencia, y hay otra etapa en la vida en la que empiezas a ser bastante de lo que tienes por detrás. Es en ese momento cuando abres la mochila, haces una reflexión y revisas cuáles son los cimientos de tu casa. En los cimientos de tu casa siempre hay gente mayor, en mi caso que viene del medio rural, que no tuvo tantas oportunidades como nosotros y que se manejaba mejor con la austeridad y la frustración que nosotros.
-¿Te consideras costumbrista de ayer y de hoy?
-Me considero heredero de mi época: nací en los 70 y mi madre era maestra del medio rural. Fui un chico que creció leyendo mucho libro de aventuras y leyendo a Delibes: creo que Delibes es quien mejor ha descrito el tránsito del medio rural al medio urbano en España. Me considero hijo de todo lo que tiene que ver con los afectos, con las cosas dichas cara a cara, con los juegos infantiles y menos con esa sociedad líquida que a todos nos separa un poco.
-Entonces, ¿no te ves como un narrador de las costumbres?
-Me veo más como un testigo de mi época. Creo que escribo desde las tripas y desde la nostalgia, como nos pasa a todos. De hecho, creo que toda ficción es al final autoficción porque terminamos escribiendo de uno mismo: lo tuyo siempre está y escribes a partir de lo que tú eres.
-¿En qué medida se ve influenciada tu labor periodística a la hora de escribir una novela?
-Como periodista, me interesan mucho las heridas: donde hay dolor siempre hay una historia que contar. En la literatura me sucede lo mismo, pero con los afectos: hay que escribir desde los sentimientos, desde esas cosas que nunca nos decimos. También he dicho en otra ocasión que, cuando eres reportero, eres un gran esclavo porque tienes que afrontar historias que no puedes cambiar. Pero en la ficción eres como un pequeño Dios porque puedes cambiar el final de esas historias. En estos tiempos en los que vivimos en un entorno tan cabrón en lo periodístico, la ficción es como un respiradero que hace que puedas tomar oxígeno.
-Entiendo que es la ficción la que te ayuda a reescribir cómo te gustaría que fuera la realidad…
-Seguramente hay algo que no veo, que no controlo y no es racional, pero tiene que ver con eso que comentas; algo que haga que las historias acaben bien o que los personajes se salven, porque la actualidad no está mucho en la línea de salvarse: vivimos en un país polarizado y cada mañana hay odio a mansalva; donde los jóvenes, la generación más preparada, están condenados a no tener trabajo… puedo contar eso, que ya lo cuento en los reportajes, o puedo contar lo que yo quiero que pase.
-Los Ingratos ha sido galardonado con el Premio Primavera de Novela 2021. ¿Cómo se siente uno cuando te valoran ese mundo de ficción y te lo reconocen con un premio?
-Vivo en Carabanchel Alto y todos los días que salgo de mi casa vivo una realidad, que es la mía, en la que me he criado y la que me hace tener los pies en el suelo. Dicho esto, estoy agradecido de que la novela haya sido reconocida entre más de 1.500 de todo el mundo y que al final se hay producido este milagro que para mí consiste en toda esa gente que me dice que se emociona leyendo el libro, o que dice que el libro está hablando de ellos o esa gente dice que va a regalar el libro como muestra de cariño.
-El próximo 16 de octubre estará en la Feria del Libro de Fuerteventura. ¿Qué expectativas son las que tiene previstas en este evento, teniendo en cuenta que es la primera vez que vienes a la Isla en calidad de escritor?
-Lo mejor es ir en la vida con los ojos de alguien que llega a un sitio por primera vez, con los ojos de un niño. Voy con la intención de disfrutar mucho de la gente y conectar con lectores que tienen entre sus manos una cosa que empecé a escribir hace un año y pico un poco a ciegas. Más que lo que yo pueda hacer allí, me interesa más lo que los demás me puedan aportar a mí e interactuar y conectar con la gente que le da sentido a tu trabajo.