OPINIÓN. «Aborígenes del Turismo en Fuerteventura», por Felipe Morales

El pasado 5 de agosto a las nueve de la mañana, y para evitar que le cogiera la solajera, el Historiador Yucatán de la Cruz presentó su nuevo libro Aborígenes del Turismo en Fuerteventura. En él relata quiénes fueron los primeros turistas en llegar a la isla majorera. El Catedrático Yucatán sitúa el inicio turístico de nuestra tierra como destino habitual poco antes de la llegada de los conquistadores, en torno al año 1364. No obstante, y como se ha descubierto recientemente, los primeros vestigios turísticos aparecen en la Isla de Lobos, donde se ha encontrado una paellera romana del siglo I después de Ángel Cristo. En ese mismo yacimiento apareció también una lata de tomate frito Starlux, pero se descartó que fuera de aquel año ya que esa marca de tomate es mucho más reciente, y se sabe que la marca popular de los italianos de aquella época era la Puttanesca.

Pero es en 1364 cuando está documentado el primer turista oficial, identificándose como un turista indígena boliviano, pues se encontró un sombrero de alpaca cerca de Calderón Hondo con una inscripción en caracteres amazig que pone “Recuerdo de Maxorata”. Al igual que ocurrió con los romanos de la Isla de Lobos, junto al gorro había una lata de tomate, pero no se lee bien si pone quechup o quechua, por lo que no resulta concluyente. Sin embargo, el hecho de que se hallaran en el mismo lugar restos de toallas hechas con lana de llama del altiplano andino -que comprende entre el lago Titicaca y el lago Poopó-, permite deducir que los excrementos hallados junto a las toallas pertenecieron a los hijos del turista. Al mismo tiempo, también se halló una copa de sujetador de la talla 90, decorada con una flor de patajú, en la playa de Esquinzo que, según las pruebas de bicarbonato 14, datan del mismo año 1364; se corresponderían con una turista hembra, por lo que se sospecha que fuera de la esposa del boliviano, que posiblemente tuvo una discusión con su marido y se marchó atufada, caminando sin tino hasta la citada playa. Así pues, hablamos de la primera familia completa que visitó la isla por motivos turísticos en toda la historia insular. Cómo se desplazaron del Altiplano hasta aquí es un misterio aún por resolver, pues por avión, obviamente, no pudo ser, subrayó Yucatán de la Cruz en su disertación.

Otro interesantísimo hallazgo es el del que se considera el primer concierto internacional de música al aire libre de la isla, celebrado en las faldas de la Montaña Sagrada de Tindaya en el verano de 1382. Organizado por el Tagoror Musical en honor al rey Ayoze, consta la asistencia de turistas de varios países del mundo, entre ellos Holanda (gracias a los restos de ADN hallados en un porro), Jamaica (de donde proceden unas rastas localizadas cerca del porro) y Rusia (a partir de un cóctel molotov encontrado en la misma zona). En un anexo al libro se incluye un árbol genealógico del experto norteamericano John Toy Sinagua, en el que dice demostrar que la artista que dio ese concierto en Tindaya en 1382 es un antepasado directo de Taylor Swift.

La primera ola de turismo masivo en la isla se produjo unos 50 años después de la conquista de Fuerteventura por los normandos Jean de Bethencourt y Gadifer de la Salle. A mediados del siglo XV, visitantes de Francia, Portugal, Castilla La Vieja, Castilla La Nueva, Al-Andalus, etc. llegaban en gran número a las playas de la Erbania de la época. Esto provocó un problema de vivienda entre los guanches majoreros, ya que muchos dedicaban sus cuevas de piedra a la estancia de esos turistas, llegando a producirse altercados, como en el asentamiento aborigen del Malpaís de los Toneles o en la Cueva del Llano de Villaverde, donde se han hallado casquillos de bala del calibre 44 del revolver Magnum. El problema llegó a ser tan grave que tuvo que intervenir Jeisi-Ká Lengua de León, Consejera del Gobierno Imperial de las Hespérides (que se hizo popular en la serie Juego de Troncos, emitida el año pasado).

La presidenta del Cabildo, tras leer el libro, ha prometido hacer un hermanamiento con el Gobierno Boliviano del Altiplano.