En 1972, el matemático y meteorólogo Edward Norton Lorenz planteó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) la siguiente cuestión: ¿Puede el aleteo de una mariposa en Brasil provocar un tornado en Texas? Cincuenta años después, en este 2022, el Departamento de Lapas Cuánticas y Mejillones Rebosados de la Universidad de Majanicho ha hecho públicos los resultados de su estudio sobre esa teoría aplicada a la isla de Fuerteventura. La premisa inicial era: “¿Puede el aleteo de un concejal de La Oliva provocar un estornudo en una concejala de Pájara?”. Sin embargo, la idea fue desechada por las protestas del alcalde sureño, que temiendo que se tratara de una moción de censura encubierta, amenazó con retirar los veinte euros con que su ayuntamiento cofinanciaba la investigación. Por tal motivo, Pazpadillo Esteban del Belén, jefe del departamento universitario, reorientó el tema fijándolo en: “¿Puede el aleteo de una concejala de Pájara provocar un estornudo en un concejal de La Oliva?”. Y así ocurrió que, el pasado mes de octubre, una edila de aquel municipio, que participaba en la FUDENAS, se cayó con su bicicleta desde lo alto del Mirador de Los Canarios, agitando sus brazos como una descosida para evitar el irremediable talegazo. Su caótico aleteo provocó un viento sur-norte, que se mezcló con la calima, que dos horas después llegó hasta las chopas de un concejal del municipio norteño, el cual se atragantó al estornudar mientras se comía un trozo de tarta en la feria gastronómica de Corralejo, quedándose más pallá que pacá. Su ausencia provocó que el grupo de gobierno quedara en minoría y la oposición aprovechó para presentar una moción de censura. Así pues, los investigadores confirmaron su teoría, aunque en este caso la denominaron “Efecto Maripepa”.
Pazpadillo y todo su equipo de fútbol celebraron sus resultados al finalizar la rodaja de prensa con un cóctel molotov que tuvo lugar en el Salón de Plenos al Quince del Cabildo. La madre de la rectora de la Universidad de Majanicho trajo una ensaladilla rusa, que no fue consumida por los asistentes para expresar el rechazo a la guerra de Putin (la ensaladilla no, pero las papas con mojo duraron un suspiro). En una esquina del Salón había un concejal de la oposición en el ayuntamiento capitalino que parecía estar bailando La Gallina Cocoguagua, agitando con fuerza sus brazos con la aparente intención de provocar una corriente de aire que llegara hasta una concejala del equipo de gobierno presente en el acto que, justo en ese momento, se estaba llevando a la boca un buen trozo de maripepa.
El alcalde, al oír estornudar a su concejala y viendo lo que se le venía encimba, se abalanzó sobre el edil para cortarle las alas. Pero ya era tarde y la concejala comenzó a añusgarse y a ponérsele la cara encarnada. En vista de que el cacho tarta no salía de su gaznate ni haciéndole el abrazo del oso ni practicándole una cesárea, la gerente del Patronato de Turismo llamó al 012, solicitando la presencia urgente de todos los efectivos de Protección Civil y del Tercio Don Juan de Austria, aclarándole la telefonista que los legionarios estaban en Almería desde 1996, pero que le mandaría un batallón del Regimiento de Infantería “Soria” nº9.
Pasados unos instantes, y gracias a un grupo de los GEO que llegaron de la Península, la concejala cogió resuello, se bebió un vaso de Agua Firgas con gas y, tras eructar, exclamó: “A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a comer maripepa, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que mentir, robar, mendigar o matar, ¡a Dios pongo por testigo que jamás volveré a comer tarta!”.
Al finalizar el cóctel, todo el mundo se fue a su casa menos un consejero del Cabildo que, tras analizar con detalle el estudio del “Efecto Maripepa” y todo su potencial, cayó en la cuenta de que tenía el poder insular en sus manos en la próxima legislatura; se le pusieron los ojos como chernes por la emoción y, mirando fijamente a su hija mayor, le dijo: “María Josefa, el año que viene vas a ser cabeza de lista del partido. ¡¿Oíste?!”.