Este invierno será el más frío de toda la historia de Canarias. No por la temperatura, sino por el crack turístico que va a sufrir el Archipiélago en temporada alta. La inacción, la pasividad, la autocomplacencia y, por qué no decirlo, la soberbia nos saldrán muy caro a las familias majoreras porque vender humo sale demasiado barato.
El capitalismo del humo en política consiste en vender más y más mensajes al menor coste electoral posible, aunque los daños para la sociedad sean irreversibles o catástróficos. En esa ardua tarea de hacernos creer que el dióxidido de carbono es respirable se han concentrado durante estos meses el Gobierno de España, el Gobierno de Canarias y nuestro querido Cabildo de Fuerteventura.
El Gobierno de España nos dijo que salíamos más fuertes y que, además, el turismo iba a recuperarse solito pero que, si no se recuperaba, tampoco pasaba nada porque tiene bajo valor añadido. “Si no vienen, mejor”, fue una de las frases que pronunció un señor detrás del escudo del Ejecutivo cuando el Reino Unido impuso cuarentena a España. El Gobierno de Canarias fue capaz de traerse a la OMT, a la ministra de Turismo, a todas las patronales, a los presidentes de cabildos a hacerse la foto y decir que iban a hacer test con un enjuague bucal en los aeropuertos y puertos canarios. Y el Cabildo y su presidente, siempre tan bravucón, hizo cabañuelas diciéndonos que la temporada de invierno iba a ser mejor de lo esperado. Hasta Merkel mandó a parar ante tanto debate estéril en España y asistir atónita a la venta del humo, mucho humo.
¿De verdad no podía saberse que la temporada de invierno corría peligro si no se hacían test y ofrecíamos seguridad a los turistas que visitan Canarias? ¡Claro que podía saberse! No solo porque lo anunciaron y no hicieron nada, sino porque además se debatió en multitud de ocasiones en el Parlamento de Canarias. Pero llegados ya al precipicio, ¿por qué AENA y el Gobierno de España niegan a los Cabildos, como el de La Palma, hacer test en puertos y aeropuertos?
Operando con un sector al 30% de su capacidad y sin clientes para el invierno, ¿tampoco puede saberse que los ERTES hay que hacerlos flexibles y prorrogarlos hasta el primer trimestre de 2021?
El humo cotiza al alza pero destruye sin cesar puestos de trabajo y deja un futuro incierto para miles de familias, autónomos y pymes majoreras. Porque el único plan conocido hasta ahora para rescatar el turismo en Fuerteventura anunciado por Blas Acosta es promoción, marketing y redes sociales que, siendo absolutamente necesario, ha dejado de ser lo urgente porque ¡no hay aviones, no hay clientes!
Aún con sol de verano espantando chaquetas, espero que el Cabildo se faje la camisa ante el Gobierno de España y Canarias y exija test en puertos y aeropuertos que permitan dar seguridad sanitaria a los turoperadoes para que vuelvan a confiar en el destino; flexibilización y prórroga de ERTES, medidas de bonificación en la contratación y, con ello, rescatar a nuestros mercados emisores. Y, aún así, llegaremos tarde para miles de familias, autónomos y pymes que llevan desde marzo en un duro invierno lleno de incertidumbre
y humo, mucho humo.