A principios de este año, unas cuantas mujeres con las que comparto valores, algunas creencias y, sobre todo, la mente emprendedora nos juntamos para “compartir”. Pretendíamos compartir un rato de esparcimiento al tiempo que nos hacíamos una ruta gastronómica por la Isla. La cosa se nos dio regular, porque lo que nació con intención de distracción, pronto lo convertimos en ilusión y más trabajo.
La cabra tira al monte y las empresarias tiran a crear. Así somos.
Para hacerte el cuento corto, en poco más de un mes creamos una Asociación de emprendedoras y empresarias: Savia Canarias. Y como no suelo valorar demasiado los riesgos, y este año me he acercado mucho más a las cinco décadas, me puse al frente. También lo hice porque mi terapeuta me recomienda “salir de mi zona de confort” y toda esa vaina.
La cuestión es que durante el verano nos dedicamos a crear la estructura de la asociación, con actas, reglamento y estatutos. Y detrás de eso le dimos registro y nos volcamos en crear un encuentro donde las demás mujeres emprendedoras y empresarias pudieran asociarse.
El pasado 25 de octubre fue ese evento. Hacía 15 días que la lista de asistentes estaba cerrada, porque solo podíamos acoger a 100 personas debido al aforo de la sala donde nos íbamos a reunir y las plazas se ocuparon prácticamente a la semana de hacer público el formulario de registro.
Este fue el primer dato del que hicimos acuse de recibo: hay ganas de esto.
Como la lista de espera seguía aumentando y el evento era gratuito, pedimos reconfirmación de asistencia, una vez que la fecha se acercaba. De las 100 que estaban apuntadas, reconfirmaron 93. Segundo dato que acusar: hay muchas ganas de esto.
Llegado el día, asistieron 108 personas. Más las 8 socias fundadoras. Más las dos fotógrafas y la asistente de coordinación. Más la madrina de honor de la Asociación. Total 120 mujeres.
El evento empezó en hora, se desarrolló en hora y terminó a la hora acordada. Hubo inspiración, ilusión, motivación, risas, algunas lágrimas y muchísima energía.
Nuestra madrina de honor, Salomé Sánchez Cabrera, dueña de la empresa Andrómeda, nos relató sus inicios y cómo desde el principio contó con grandes amigas y aliadas: Cirila Cabrera, Sofía Robayna, Pilar Cabrera, María de León Morera. Juntas se ayudaron, negociaron y compartieron éxitos y frustraciones. Juntas echaron por tierra aquello de que las mujeres entre sí son sus peores enemigas.
Con el madrinazgo de Salomé nos sentimos inspiradas y dispuestas a romper unas cuantas barreras y creencias que hace tiempo nos están lastrando.
Las asistentes se relacionaron, se intercambiaron contactos y se contaron a qué se dedicaban. Todas pusieron su mayor atención para colaborar diligentemente con las instrucciones que les íbamos dando en el momento en el que había que salir de la sala para el desayuno o para la foto de grupo. Y fue quedando patente que eso de que no nos gusta trabajar juntas es una mentira del tamaño de Rusia.
Presentamos el programa que tenemos organizado para el año 2025 y que se compondrá de más encuentros y jornadas de formación, de un almuerzo (por fin las autónomas sin equipo de las islas van a tener una cena de Navidad) y de otras acciones que están todavía cocinándose.
Cuando terminó la jornada, que duró cuatro horas, abrimos las plazas de admisión. 40 plazas. A las diez de la noche del mismo viernes tuvimos que colgar el cartel de ‘no quedan plazas’.
Y aquí es donde recojo el dato de mayor relevancia: la necesidad de que se creara una asociación así queda manifiesta.
Nosotras, desde Savia Canarias tenemos la misión de crear y favorecer el entorno donde podamos trabajar unas con otras y donde nos demos visibilidad. El talento que llevamos viendo hace rato en las Islas, y que se volvió a demostrar el día del evento, bien merece que le pongamos un altavoz y que se impulse.