OPINIÓN. «Igualdad social» por Marlene Figueroa

A estas alturas a nadie se le escapa que vivimos tiempos complejos a nivel insular, nacional, europeo y mundial, con invasiones injustas que están provocando incertidumbre y grandes dificultades. Cada día muchos nos preguntamos hacia dónde nos dirigimos como sociedad y si este es el camino adecuado para lograr nuestro gran reto: la igualdad social en nuestros espacios de vida. Multitud de mensajes y mensajeros nos bombardean con malos augurios y previsiones, con datos, opiniones y argumentos que muchas veces nos cuesta entender, haciéndonos creer que todo va mal y que se entremezclan -y estas sí que son reales- con nuestros problemas para llegar a fin de mes, hacer frente a los recibos de la luz, el agua, la vivienda o el combustible, para trasladar que no lo lograremos.

En Fuerteventura nos ha tocado sufrir, además de forma muy dura, las consecuencias del frenazo económico y turístico derivado de la pandemia de la Covid. En una economía tan dependiente del turismo como la nuestra, cuando dejan de venir turistas y se cierran hoteles, parece que se para todo. De repente, sin previo aviso, nos encontramos con la realidad, la de verdad, no esa que nos pintan con discurso catastróficos y palabras que solo pretenden ganar espacios políticos atacando todas y cada una de las decisiones que atajan la difícil realidad que nos ha tocado vivir, realidad que nos ha hecho más conscientes de nuestras limitaciones y necesidades.

Es precisamente en estos momentos cuando hay que reencontrarse con nuestros valores, aquellos que nos han permitido llegar hasta aquí, generación tras generación, y que hemos aprendido después de la lucha, constancia, esfuerzo, honestidad y confianza en nosotros y nosotras mismas, hasta formar parte de una sociedad diversa, solidaria y comprometida e igualitaria. Es el momento de defender lo conseguido, nuestros derechos y libertades por las que tanto lucharon nuestras familias sin descanso. Por todo ello es el momento de proyectarnos hacia el futuro, con esperanza, y para eso es fundamental la Igualdad Social. No permitamos que los voceros que no estaban, ni se les esperaba, acaben con los logros conseguidos por todas y todos.

La Igualdad no es un reclamo, la Igualdad significa justicia en el sentido más amplio de la palabra; implica reconocimiento de derechos y redistribución de la riqueza, es oportunidad, progreso social y, sobre todo, nos permite reforzar un nuevo reto en el que nosotros y nosotras, así como nuestros hijos e hijas, nietos y nietas sean las que consoliden lo logrado.