Bajando del avión y teniendo en mente el compromiso adquirido sobre escribir algunas palabras, no se me ocurre otra cosa mejor que comentar las reflexiones sobre las Jornadas en las que tuve la oportunidad de participar sobre el Beneficio Social de la Auditoria Pública y cómo acercar la ciudadanía a estas instituciones, camino hacia el que se debería tender en la esfera pública que nos rodea y de la que formamos parte.
Esa tendencia crea una relación de confianza entre los ciudadanos y las Instituciones Publicas, prestigiando a las mismas y poniendo en valor la labor que actualmente realizan, dotando de utilidad y mayor valor añadido a la gestión.
Realmente no nos podemos quedar fuera de los cambios y modificaciones que afectan a la sociedad en la que vivimos, debemos realizar actuaciones, evidentemente sin dejar de lado la función fiscalizadora de control de fondos, (que debe ser muy rigurosa); debemos poner énfasis en aquellas preocupaciones que tienen las ciudadanas y ciudadanos y que afectan a la vida diaria de los mismos.
Es necesario que nuestros interlocutores conozcan las Administraciones, que seamos más cercanas, y para ello las políticas de comunicación son importantísimas: lo que no se comunica no existe. Y dicha comunicación debe ir dirigida a la sociedad en su conjunto.
Pensando en cómo ha cambiado todo, nada es como hace unos años: ni los modos de expresarse, ni los sistemas de trabajo, ni las exigencias de la sociedad, ni siquiera los temas que venían siendo objeto de nuestros análisis. Tampoco la manera de comunicarnos con los ciudadanos. En definitiva, hay que adaptarse y no perder posibilidades de avance. No podemos estar tan alejados ni de las preocupaciones de nuestros entes, a los que dirigimos nuestros trabajos, ni de la ciudadanía.
Obviamente este camino no es fácil. Una de las mayores dificultades que tenemos es precisamente la necesidad de efectuar cambios de procedimiento, cambios en la cultura organizativa o creación de nuevos canales para la consulta y la cooperación.
Más allá de palabras o escritos, hay que materializar las propuestas, aterrizar los proyectos y no vivir de espaldas a los problemas o preocupaciones que afectan a nuestro día a día. Debemos tener ganas y ser conscientes de que, a pesar de existir ciertos obstáculos, indudablemente tendremos mayor recompensa cuando, al realizar un informe, ayudamos a que progrese la gestión de nuestros entes y esto implique, al mismo tiempo, un beneficio social que mejora la vida de la ciudadanía.
Por tanto, hay camino.