Con todas las cautelas que exigen la dura experiencia de los últimos años y la incertidumbre actual por la injusta invasión rusa de Ucrania, los datos son incontestables y evidencian que Canarias se ha recuperado de la pandemia y ahora afronta el futuro con más cohesión social y mejor preparada que antes de la covid.
Por supuesto que islas como La Palma representan una excepción por las consecuencias de un volcán sin casi precedentes en los últimos 80 años en el seno de Europa. Sin tener que lamentar muertes por la erupción, sus duros efectos requieren de todo el esfuerzo y la coordinación administrativa en los próximos años. Aunque siempre será imposible compensar del todo lo perdido, también es un hecho que nunca se había reaccionado con tanta agilidad, unión y logros como en este caso de emergencia. Lo ocurrido con el Delta o con algunas riadas en Canarias así lo prueban, sin que esto nos lleve a la autocomplacencia. Al revés, nuestro compromiso con la recuperación de la isla es total y no descansaremos hasta que vuelva la ansiada normalidad.
Esta histórica erupción, sin duda, ha demostrado la importancia capital de lo público. De hecho, gracias al Plan Extraordinario de Empleo de La Palma, impulsado por el Gobierno central, la isla presenta ahora menos paro que antes de aquel marcador del domingo 19 de septiembre de 2021.
Que Canarias se ha recuperado de la covid lo evidencia el hecho de que, según los datos de octubre pasado, presentamos cifras con descenso del paro que no teníamos desde 2008, antes de la crisis financiera mundial, de la que costó diez años salir. Los 187.000 desempleados registrados por el SEPE siguen siendo demasiados y nos obligan a intensificar las políticas de empleo, a potenciar el turismo y la diversificación económica. A ese registro se asocia otro muy positivo: Canarias tiene hoy el mayor número de afiliados a la Seguridad Social (contratados y autónomos) de su historia, con casi 20.000 parados menos que antes de la presencia del coronavirus.
Logros así siempre hubiesen sido resaltados como se merecen, pero ahora tienen especial relevancia si a su vez se contextualizan dentro una pandemia que aún no se ha superado del todo, de una guerra, junto a otros factores, que ha disparado la inflación, de la migración activa, de incendios desconocidos y de un volcán que nos recordó cuál es el origen de nuestro archipiélago.
La recuperación del empleo viene de la mano de una mejora incontestable de los contratos, al menos en duración y gracias a la reforma laboral. Un cambio que salió con apoyos ajustados, pero que ha desmontado otro falso mito del neoliberalismo, el que auguraba la masiva destrucción de empleo que los datos hoy desmienten. Al contrario, si los trabajadores tienen más estabilidad, si se sube (varias veces ya) el salario mínimo interprofesional, si se incrementan las pensiones según el IPC y si las familias sin recursos pueden contar, al menos, con el Ingreso Mínimo Vital (IMV) o la futura Renta Canaria de Ciudadanía (que sustituirá a la PCI), se refuerza la generación de renta y con ella la capacidad de gasto, el consumo… Hay un impulso a la economía y ganamos todos y todas.
Esas mejoras significan una clara apuesta por la cohesión social. Se trata de una respuesta bien diferente de la que se dio a la crisis financiera mundial de 2008 y es justo lo que ha hecho la Unión Europea (UE) con la pandemia. Se ha desmontado también la tesis ultraliberal de que hay que bajar al máximo los impuestos y, si no, que se lo pregunten a la ex primera ministra británica Liz Truss.
En Canarias, nuestro Presupuesto para 2023 (el cuarto de un Gobierno cuatripartito que algunos decían que no duraría ni la primera primavera) introduce importantes rebajas fiscales para las rentas menores de 50.000 euros al año. Además, desde 2020 hemos aportado ayudas directas a los sectores más vulnerables en las distintas crisis, pero siempre preservando los derechos básicos de los ciudadanos: sanidad, educación y servicios sociales.
Los datos son tozudos y, pese a tantas dificultades, llegamos a finales de 2022 con mejores cifras en el ámbito social que las que heredamos. De hecho, en 2019 la PCI llegaba a unas 5.000 familias canarias y ahora cubre a unas 40.000, junto con el IMV. Además, si bien debemos seguir mejorando al máximo, cada mes se resuelve un millar de expedientes para prestaciones en dependencia y, de seguir así, a finales de 2023 se podrán atender prácticamente todas las solicitudes.
El último informe Arope sobre pobreza también nos obliga a redoblar esfuerzos, pero deja a Canarias como una de las pocas comunidades que invierte la tendencia, pues advierte de la reducción del porcentaje de personas en ese umbral en dos puntos porcentuales y, sobre todo, reconoce que, de no haber sido por el escudo social desplegado, hoy habría 350.000 pobres más en las islas.
Ese giro en positivo se produce a la vez que las cuentas regionales han experimentado un crecimiento constante desde 2020, incorporando a 7.000 sanitarios y 3.000 docentes que aún siguen en sus puestos, no como ocurre en otros territorios. Estas mejoras se dan, asimismo, mientras casi recuperamos los datos turísticos de llegadas de la prepandemia en este 2022 (con el 10% más de gasto de los visitantes) y cuando las previsiones de organismos públicos y privados apuntan que Canarias seguirá creciendo por encima de la media nacional en 2023. También cuando hemos garantizado los fondos pendientes del convenio de carreteras, cuando duplicamos la capacidad de generación de energía limpia, cuando hemos aprobado un Plan de Vivienda que pone fin a una década de inacción en este campo y cuando hemos implantado la enseñanza pública de 0 a 3 años.
Está claro que esta coyuntura, imprevisible, exige el máximo esfuerzo. Ahora, sería imperdonable caer en triunfalismos, pero también resultan innegables los avances logrados, pese a contingencias tan complejas, algo posible desde el diálogo y la negociación, tendiendo la mano, aunque sin renunciar a ningún derecho histórico de Canarias, desde el REF al Estatuto. Ahí están las competencias logradas en costas, que estrenaremos en enero de 2023.
Además, hemos conseguido ser sede del Centro Nacional de Vulcanología, aspiramos a la Agencia Europea del Turismo, a la Espacial Española y la de Inteligencia Artificial. Sin duda, de lograr algunos de esas pretensiones, daríamos un salto histórico en nuestra posición nacional y mundial, y reforzaríamos como nunca antes nuestro indudable liderazgo turístico y nuestra apuesta por la ciencia.
Esta es la Canarias del presente y del futuro; la Canarias en positivo que hemos esculpido en esta legislatura, no sin adversidades. Es la Canarias por la que trabajamos. A veces, la realidad es cruel, pero también es difícil de camuflar o tergiversar. Avanzamos en esa Canarias en positivo, con el máximo esfuerzo, sin descanso, con todos y todas empujando.