Artículo de opinión de Sonia Álamo. Consejera del Cabildo de Fuerteventura
2 de Mayo: Día Internacional contra el Bullying y Acoso Escolar
No se trata de una noticia más. No es un titular escandaloso que pasará mañana. Es una realidad insoportable que hemos normalizado con una frialdad que asusta. Varios menores en Canarias han intentado quitarse la vida. Algunos lo han conseguido. No por una enfermedad mental. No por una predisposición genética. No por fragilidad. Por acoso. Por «bullying». Por violencia en los pasillos del instituto, en los grupos de WhatsApp, en la grada del campo de fútbol. Por miradas que humillan, por risas cómplices, por la impunidad de quien hace daño y se sabe intocable.
Yo soy madre. Soy tía. He trabajado con jóvenes, los he acompañado desde el deporte y desde la política municipal. No hablo desde un despacho. Hablo desde el dolor y la rabia. Hablo porque no podemos permitir ni un minuto más de indiferencia.
El acoso escolar —y fuera de la escuela— no es un problema puntual. Es una estructura. Y como toda estructura violenta, necesita la colaboración silenciosa de muchas personas para sostenerse: de profesorado que mira hacia otro lado, de instituciones que van tarde, de padres que dicen “cosas de críos”, de leyes sin dientes, de algoritmos que amplifican el odio y no lo frenan.
No estamos hablando de peleas aisladas, ni de “etapas difíciles”. Estamos hablando de muerte. De infancia robada. De jóvenes que aprenden que el mundo no los quiere. Que no merecen respeto. Que estar vivos duele demasiado.
Necesitamos medidas urgentes. No diagnósticos, no promesas, no campañas bonitas de un solo día. Necesitamos:
Protocolos claros, eficaces y rápidos en todos los centros educativos, con recursos humanos formados y comprometidos.
Planes integrales de prevención y detección temprana en todos los ámbitos: escuelas, deporte, cultura, redes sociales.
Apoyo psicológico real y accesible para víctimas, familias, y también para los agresores, porque romper el ciclo del daño también es su responsabilidad.
Leyes autonómicas que reconozcan el acoso como una forma de violencia estructural, y lo sancionen como tal.
Y sobre todo, una sociedad adulta que deje de mirar hacia otro lado y diga: basta.
No podemos permitirnos más minutos de silencio. Ni más funerales. Ni más notas de duelo sin acción. Porque cada caso es una vida entera. Y porque mañana puede ser la hija de cualquiera. La sobrina. La amiga.
Desde Fuerteventura, desde Canarias, tenemos que levantar la voz con fuerza. Por memoria. Por justicia. Por todas las infancias que no pudieron contarlo.
Y porque aún estamos a tiempo de que muchos no vivan con miedo.
Actuemos. Ya.
2 de Mayo de 2025. Día Internacional contra el Acoso Escolar