REPORTAJE. Barcos hundidos en la marina que nunca se construyó

TEXTO: Janey Castañeyra

Las embarcaciones de los propietarios particulares que utilizan el Muelle Deportivo de la capital continúan sufriendo daños con el oleaje, muchas llegan a hundirse con el tiempo sureste y carecen de servicios. Al mismo tiempo, los residentes de la zona sufren los ruidos del ferry de madrugada, cinco días a la semana, una situación que incluso les ocasiona problemas de salud. Son las principales quejas que trasladan los vecinos y vecinas de la capital a la entidad que gestiona el puerto capitalino, la Autoridad Portuaria de Las Palmas, la cual si bien ha acometido numerosas inversiones en los últimos años, estas no terminan de dar respuesta al ciudadano de a pie.
Con respecto al muelle deportivo, hace más diez años se anunció la construcción de una gran marina en la Avenida Marítima de la capital, con todos los servicios, más atraques, un edificio para locales de ocio y restauración… Pero de esa gran instalación, que costaba 7 millones de euros, nunca más se supo hasta 2021, cuando la Autoridad Portuario ejecutó la ampliación de la dársena para embarcaciones menores, con una inversión de un millón de euros. Los pantalanes se renovaron y ampliaron, pero los usuarios continúan denunciando deficiencias.
A mitad de enero, con el tiempo del sureste y la calima que se vivió en esas fechas, fueron varias las embarcaciones de particulares que sufrieron daños, “al menos cuatro o cinco de ellas”, relata Hugo Flavio Estévez, marino mercante y conocedor de la gestión portuaria, tras haber sido durante dos décadas director del Puerto de El Castillo. En primer lugar, explica, “la Autoridad Portuaria tiene que informar a los usuarios el estado del tiempo y no que se enteren por las noticias”. Al menos una de las embarcaciones se hundió; Estévez achaca los daños a una mala ejecución de las obras. Ni siquiera en este caso fue un temporal, “sino un poquito de tiempo sur y mira lo que ha pasado”. Según explica, uno de los barcos hundidos fue a causa del desprendimiento del “finger”, una extensión de los pantalanes que no es transitable y que “nunca debe estar en las puntas de los muelles, sino refugiado”. Además, ese pantalán en concreto no está fijado al pilón principal, sino precisamente al finger que se rompió, “algo que nunca se debe hacer”.
Otros usuarios protestan porque la nueva reorganización de los pantalanes les obliga a caminar cientos de metros para poder acceder a sus barcos. Uno de ellos, en las redes sociales, recordaba cómo “en ese mismo muelle, una ola de considerable tamaño hundió mi yate bien amarrado, de 12 metros de eslora”. Estévez comentaba también que “cuando se licita una obra como esta, hay que estar arriba de ella por parte de Puertos del Estado. Recordemos que la empresa que empezó los trabajos ni cumplió ni terminó. Al final la terminó otra, pero el mal ya estaba hecho…”.

Los ruidos del ferry. El primer escrito que presentó la comunidad de propietarios de la zona residencial Las Gavias data de noviembre de 2019. Entonces, denunciaban los ruidos del ferry Volcán de Tamasite, de Naviera Armas, que desde las 5:30 de la mañana hasta las 11:00 horas, de martes a sábado, vienen afectando a los residentes de la comunidad y a los barrios de los alrededores, hoteles incluidos. Según relatan, son “vibraciones y actividades molestas e insalubres”, que “afectan directamente tanto a personas mayores como a bebés y trabajadores que ven limitado su descanso nocturno”.
A esta queja se sucedieron otros escritos, con copia al Ayuntamiento de Puerto del Rosario y el Cabildo Insular, reclamando una solución, hasta la denuncia fechada en enero de 2021, interesando las responsabilidades disciplinarias en que pudiera haber podido incurrir el funcionario responsable. Según Gianfranco Alessi, presidente de la comunidad, hay bebés que han nacido después de comenzar los ruidos y señala que cuentan con informes médicos que reflejan los problemas de salud que sufren, como consecuencia de ello. Pasados dos años de la primera protesta, han podido saber que el problema parte de la activación de los motores del ferry para suministrarse de energía, una vez atracado. Esto ocurre al no contar las instalaciones portuarias con el suministro eléctrico necesario.
La propia Autoridad Portuaria de Las Palmas, en respuesta a las reclamaciones vecinales, anunció en octubre de 2021 haber encargado la redacción del proyecto para la electrificación del muelle comercial del puerto de Puerto del Rosario y da por hecho que, con esta acometida, la entidad “cumple su parte para solucionar una molestia innecesaria a los vecinos del puerto”, haciendo a partir de ese momento responsables a “las navieras que quieran hacer uso de esta zona de atraque en horario nocturno”. Pero ese proyecto, en la fecha de publicación del presente reportaje, no ha sido aún adjudicado.

La marina que nunca se construyó. Hace casi diez años, en 2012, siendo alcalde Marcial Morales, el Ayuntamiento de Puerto del Rosario anunció que en año y medio sería una realidad la construcción de la marina de esta imagen. Con una inversión de 7 millones de euros, contaría con 247 nuevos atraques, y la construcción de una enorme zona comercial con locales de ocio, restauración y servicios. Pero ese proyecto nunca se ejecutó, incluso habiendo anunciado la adjudicación a la empresa que haría las obras, Puerto Calero S.L. Su sucesor en el cargo, Nicolás Gutiérrez, llegó a solicitar, en el año 2018 que se sancionara a la empresa adjudicataria del proyecto para la nueva dársena, por el retraso en la ejecución de las obras. La obra, adjudicada finalmente en 2020, para ampliar y rehabilitar “la explanada y muelle de acceso a pantalanes y dique interno de abrigo”, contó con poco más de un millón de euros de inversión, y fue ejecutada por una segunda empresa, tras renunciar la inicial. Según relata Hugo Flavio Estévez, tras conversaciones con la adjudicataria final, el proyecto no contaba con los necesarios estudios del fondo marino, con lo cual fue imposible prever los costes de la instalación de los pilones para fijar los pantalanes. “Estamos perdiendo millones de euros del sector deportivo, que pasan de largo y se van a los puertos de Gran Canaria y Lanzarote”, protesta el marino mercante.

Demandas históricas en los puertos de Fuerteventura. La Autoridad Portuaria de Las Palmas, entidad que preside Luis Ibarra y que gestiona el puerto de la capital, ha acometido durante la última década distintas obras de mejora como la ampliación del espigón para el atraque de los cruceros, la remodelación del acceso al embarque de las navieras o la reseñada reforma del muelle deportivo. El último proyecto fue anunciado a finales de enero de este año, una inversión superior a los 25 millones de euros para la ampliación del dique comercial, obras que comenzarán próximamente para extender en 375 metros el puerto actual hacia el este y para destinar la nueva superficie a la descarga de combustibles.
Todas estas inversiones se han desarrollado sin mayor trascendencia, con la excepción del puerto deportivo, que no termina de satisfacer las necesidades de los usuarios. Con respecto al problema del tiempo y los daños a las embarcaciones de los usuarios, fuentes técnicas de la Autoridad Portuaria explicaron a El Enfoque que el dique de abrigo es “la prolongación del tacón del muelle de cruceros” y “no se puede alargar más porque ya se metería en la zona de maniobras para acceder a los pantalanes”. En este sentido, “el único abrigo extra que cabe es el que produzca la ampliación del muelle comercial”.
Pero no se trata únicamente del oleaje. Los usuarios del puerto deportivo de la capital demandan servicios como vestuarios, asistencia de atraque con prácticos 24 horas o poder suministrar combustible directamente a sus embarcaciones, ya que la gasolinera del muelle ha estado sin funcionar más de un año, por caducidad de la concesión. Y no ocurre únicamente en el muelle de Puerto del Rosario, donde gestiona un puerto de interés general y competencia del Estado, sino también en los muelles de gestión dependiente del Gobierno de Canarias, a través de la entidad Puertos Canarios, como Corralejo, Gran Tarajal y Morro Jable.
Profesionales del ocio marítimo, colectivos de navegantes, usuarios particulares… todos coinciden en lamentar que los puertos de Fuerteventura están a años luz de los de Gran Canaria y, especialmente, Lanzarote. “Llevo aquí desde el año 92 y todavía estoy buscando donde está la mano negra que tiene Fuerteventura con los muelles deportivos”, protesta Hugo Flavio Estévez.
El grupo del PP en el Ayuntamiento de Puerto del Rosario ha señalado como responsable de los problemas al alcalde de la capital, Juan Jiménez, como representante de la Institución en la Autoridad Portuaria. “A pesar de que los usuarios del Muelle Deportivo, pagan unas elevadas cuotas y canon por atracar sus barcos, desde la Autoridad Portuaria no se ofrecen unos servicios adecuados, ni unas instalaciones seguras”. Y añade el portavoz popular desde la oposición, Fernando Enseñat, que “Puerto del Rosario necesita un alcalde que exija soluciones a la Autoridad Portuaria y que resuelva los problemas del muelle deportivo, del mal estado de la Avenida Marítima y los insoportables ruidos del barco de Armas”.
Pero Juan Jiménez no es el único responsable, ni el primero. El presidente del Cabildo, Sergio Lloret, y los predecesores de ambos, tienen un sillón en el Consejo de Administración de la Autoridad Portuaria, al igual que lo tienen los alcaldes de La Oliva, Tuineje y Pájara en el Consejo Asesor de Puertos Canarios. Fernando Enseñat reclama al alcalde “que no solo vaya a la Autoridad Portuaria a cobrar las dietas, sino que exija y defienda a los vecinos de nuestro municipio”. Y esta podría ser la demanda del sector náutico y pesquero en su conjunto: reclamar a los representantes majoreros en las entidades portuarias, a nivel regional o estatal, que batallen por conseguir las mejoras que necesitan, desde hace muchísimos años, los muelles de Fuerteventura.