REPORTAJE. «Ecos de guerra en la economía de Fuerteventura» por Janey Castañeyra

TEXTO: Janey Castañeyra

Los ecos de la guerra se hacen sentir en Fuerteventura, ante el incremento de precios en los combustibles, la electricidad, los fletes, o la importación de todo tipo de suministros, especialmente los cereales, que han impactado con fuerza en la economía insular. Un «tsunami» de problemas que se ciernen principalmente sobre los sectores primario y del transporte, llevando a ganaderos, agricultores, transportistas, taxistas… a las cientos de familias que dependen de esos ingresos, a ver cómo sin haber salido aún de la crisis por la covid-19, sus medios de vida peligran más que nunca.

En el sector del transporte, los principales afectados serían los pequeños transportistas y autónomos. Las ayudas anunciadas desde el Estado (1.000 millones de euros) suponen un alivio temporal y han evitado la huelga, pero los precios continúan subiendo, y «además las mayores ayudas son para los grandes», lamenta el presidente de la Cooperativa en Fuerteventura, Juan Manuel Martín. Esa subvención de 20 céntimos por litro de combustible «no nos llega, cuando en los últimos tres meses, nos ha subido el gasoil 60 céntimos». Mientras tanto, «nosotros hemos mantenido los precios desde el año 2006. No se han podido subir, con una crisis tras otra». Incluso a veces bajan, protesta, porque «por coger un viaje, al final la gente tira el precio».

La cooperativa cuenta con un centenar de asociados, porque «muchos se han jubilado y otros han vendido el camión. Hay compañeros con tanques de 1.600 litros, ¡imagínese llenarlo! Más los gastos de mantenimiento, ruedas, aceite, seguro, impuestos… Para poder ganar 1.000 euros, tenemos 6.000 euros de gastos. No tiene ningún sentido. Los poderosos se los pueden permitir, pero en nuestro caso, hasta puedes perder dinero. Porque el coste de vida sí ha subido. Así es imposible trabajar», dice Manolín Martín.

Los taxistas le ven venir las orejas al lobo, pues aunque cuentan con capacidad de negociación con las petroleras, obteniendo precios por debajo del mercado, el combustible les sale ya en torno a un 20% más caro. Continúa subiendo, y los costes de mantenimiento han aumentado también un 40%, según las asociaciones. Es por ello que, desde el norte de la isla, el presidente de la Asociación de Taxistas de La Oliva llama a las administraciones locales «para que se empiecen a mover desde ya», y así «evitar movilizaciones. Que no tengamos que esperar a que nos falte la comida», trasladó Juan Pedro Rodríguez.

Desde los principales sectores de Fuerteventura afectados por la crisis global, muchos coinciden en que la situación no es tan grave aún como en la península, pero que irá peor de manera inminente. La explicación estaría en el especial sistema de aprovisionamiento de Canarias. Al ser una región lejana y aislada, las importaciones se hacen a gran escala, de modo que las empresas cuentan, generalmente, con un stock de producto. «Estamos trabajando con los precios antiguos», de modo que la subida «no ha impactado todavía en los insumos ganaderos de cereal, aunque sí en el forraje, porque es fresco», detalla el director general del Grupo Ganaderos de Fuerteventura, Esteban Alberto.

Igualmente ocurre en la alimentación, sector de la empresa familiar de Miguel Gil Rodríguez, que trabaja en el negocio de la importación de harina desde los años 70. A raíz de las sanciones a Rusia y a la guerra en Ucrania, Europa ha dejado de recibir la tercera parte del cereal que consumía, y que exportaban estos dos países, encareciendo los alimentos básicos. En solo una semana, el precio del trigo panificable español pasó de 257 euros por tonelada a 425 euros, explica Gil, «y eso no hay cuerpo que lo aguante. Es un 70% de más caro, y al final, los panaderos tienen que repercutirlo en el precio al cliente».

También en el sector turístico, «acumulamos un incremento de costes del 20%, un 10% por la subida del IPC a principios de año, y otro 10% más desde la guerra», algo que «se nota mucho en los costes de alimentación», agrega otro empresario majorero, propietario de varios establecimientos hoteleros. Las empresas más grandes tampoco se libran de la crisis, y aunque tienen mayor capacidad de aguante, fuentes logísticas consultadas, así como las propias gasolineras, trasladan que en la coyuntura actual, sus márgenes de beneficio se han reducido al mínimo.

Aunque de todos los afectados, probablemente el que mayor peligro corra sea el sector primario. Los pescadores salen a faenar sin saber si les saldrá a cuenta, aun contando con subvenciones para el combustible. En la agricultura, se ven afectados por el mayor coste de fertilizantes y productos fitosanitarios, que se han duplicado, pero también los precios les pueden favorecer. Sin embargo, en la ganadería majorera, se suman los mayores costes energéticos, que afectan a todos, a los elevadísimos incrementos del precio de los piensos -que ya venían en escalada desde años anteriores-, llevándoles una situación difícil de sostener por mucho tiempo.

«De seguir así, en unos meses será inviable la ganadería en Fuerteventura».
A raíz de la crisis de 2008, la ganadería canaria ya experimentó un durísimo golpe como consecuencia del incremento del precio en los piensos. En aquel entonces, entre todas las islas se llegaron a sacrificar 47.000 cabezas de ganado caprino, y unas 2.600 de vacuno, «y eso que el pico de precios estaba por debajo de los actuales», explica el director general del Grupo Ganaderos de Fuerteventura, Esteban Alberto, al detallar que la tonelada de millo ha pasado, en unos meses, de 250 a 450 euros.

«Si los ganaderos no pueden pagar el pienso, empezarán a sacrificar animales, como ya pasó en 2008», lamenta, y advierte de lo difícil que sería después recuperar la cabaña ganadera. Fuerteventura cuenta actualmente con entre 60.000 y 70.000 cabras, aproximadamente la tercera parte del total de Canarias, y tiene su mayor industria en la empresa productora de los Quesos Maxorata. La entidad ha acordado una subida del precio de compra de la leche a los ganaderos, «hasta donde podemos asumir, un 7%». Aunque como reconoce Esteban Alberto, «no es suficiente para el sector». Pero no hay otra alternativa, cuando «nosotros también sufrimos mayores costes, en el transporte de un 50% más, la energía, todos los suministros…», y al final, «también el precio del queso va a subir».

El paquete de ayudas directas de 4 millones de euros anunciado por el Cabildo no sería suficiente, según los cálculos del empresario, por lo que pide la implicación de otras administraciones, como el Gobierno de Canarias y los ayuntamientos. Si no llegan las ayudas a tiempo, y los precios siguen subiendo, «en unos meses será inviable cualquier actividad ganadera en Fuerteventura».