REPORTAJE. El servicio de radioterapia oncológica no llegará hasta 2022

Texto: Janey Castañeyra

El largamente esperado servicio de radioterapia entrará en funcionamiento en los próximos meses, según anuncia la Dirección de Área de Salud, tras cinco años de espera y 4,5 millones de euros de inversión. Enfermos de cáncer como Julio Vila y Jaqueline Montero, ya fallecidos, se plantaron en el verano de 2016 frente al hospital para reclamar algo tan simple como una asistencia sanitaria digna para su enfermedad. “No había oncólogo, los pacientes se estaban muriendo. Mi esposa dijo que quería morir luchando. Nos reunimos con todos los partidos políticos, pero ninguno buscaba soluciones”, recuerda Mario Sánchez Carrasco, viudo de Jaqueline.

La dimisión del único oncólogo en la Isla fue el detonante. Comenzaron las primeras concentraciones frente al hospital, a las que se fue sumando más y más gente, en un momento en que había cuatro de estos especialistas en Lanzarote y tres en La Palma. El sufrimiento de los enfermos y sus familias despertó la conciencia e indignación colectiva, surgió la Plataforma por una Sanidad Digna ¡Ya! y dos meses después, el 23 de septiembre, tuvo lugar la mayor manifestación en la historia reciente de la Isla, con unas 15.000 personas clamando por una mejor sanidad para Fuerteventura.

Los padecimientos de los enfermos de cáncer se plasmaron en una lista de demandas, a las que se sumaron otras de la sociedad en general, como la necesidad de más médicos especialistas y la mejora de los servicios sanitarios en los centros de salud. Ayoze Vega, que perdió a su madre poco antes de la manifestación -“en un mes y medio se la llevo el cáncer”-, recuerda que “nos reunimos en una casa los enfermos y familiares y vimos que a todos nos pasaba lo mismo. Era una situación surrealista. Sin oncólogo, un caos en los desplazamientos, no había medicación, dietas mal pagadas y tarde, las calamidades para viajar al tratamiento, la necesidad de un búnker de radioterapia…”.

Para explicar cómo el padecimiento de unos pocos enfermos levantó a una isla entera, Óscar Hernández, desde la plataforma y luego como miembro de Salud y Sonrisas, asociación surgida de aquel movimiento, reflexiona explicando que “en Fuerteventura siempre habíamos estado a la cola de la sanidad, pero era un problema que no estaba en la agenda política. Hay un refrán que dice, el que calla otorga”. “Todos pensábamos lo mismo, pero nadie hacía nada”, añade Vega.

La presión mediática y social fue creciendo. “Nos pasamos meses pegados al teléfono para coordinarlo todo y atender a los medios. Pusimos dinero de nuestro bolsillo para pancartas, camisetas, pegatinas… Nos apoyaron empresas y representantes sociales”, “porque nunca quisimos que la movilización se politizara”, agrega Mario Sánchez. Vega sostiene que “fueron momentos duros” y que incluso “hubo políticos de máxima responsabilidad que intentaron frenar el movimiento”.

El día de la manifestación, se produjo “un vuelco tan grande, que la clase política no sabía ni qué hacer. Los cogió por sorpresa. Fue muy bonito, porque aquello encendió la mecha”, dice Vega, emocionado. “Desde entonces han surgido más asociaciones sanitarias que juveniles y se ha hablado más de sanidad que nunca en la historia”, aunque, “lógicamente, lo que no has hecho en treinta años, no lo vas a hacer en cinco”.

El servicio de radioterapia encontró inicialmente la reticencia de la Consejería de Sanidad, argumentando que este servicio requiere de una población de 170.000 habitantes. Así lo defendió en el Parlamento el entonces presidente Clavijo, mientras que la plataforma advertía en su manifiesto que Lanzarote y Fuerteventura sumaban esas cifras entre las dos y protestaba porque ese mismo año, 2016, “en vez de poner el búnker en nuestras isla, se ha ido el sexto para Gran Canaria”. Además, recuerdan, había pacientes majoreros de cáncer que se les registraba en el hospital de referencia, con lo que no figuraban en las estadísticas.

El Gobierno reculó, azuzado por las manifestaciones y presiones de los representantes majoreros, de partidos propios y ajenos -en aquel entonces, el pacto de Gobierno era entre CC y PSOE-, que se unieron, esta vez sí, en causa común. Cinco años después, el Hospital de Fuerteventura cuenta con tres especialistas en oncología en plantilla, el búnker de radioterapia con sus respectivos equipamientos, el acelerador lineal está cerca de finalizarse y está prevista en este último trimestre del año la contratación del personal necesario. Según la Dirección de Área de Salud, el servicio entrará en funcionamiento durante el primer trimestre de 2022, inicialmente con un único desplazamiento de los pacientes al hospital de referencia, el Doctor Negrín, en Gran Canaria, en la fase de diagnóstico. En lo que resta de año, se dotará y formará al personal necesario en este mismo centro, con la creación de la Unidad Satélite que, previsiblemente, estará en pleno funcionamiento en el primer trimestre de 2022. La plantilla del servicio contará con una decena de profesionales, entre oncólogos radioterápicos, físicos médicos, técnicos especialistas en radioterapia, enfermero/a, un auxiliar de enfermería y un celador.

Desde la Plataforma por Una Sanidad Digna ¡Ya!, Mario Sánchez, Ayoze Vega y Milagros Galván recuerdan los nombres de aquel reducido grupo de personas que se echaron a la calle desde el principio. Izaskun, Eladio, Fina, Begoña, Milagros, José Manuel… y especialmente los fallecidos, pues “será gracias a personas como Julio y Jaqueline”, recalca Mario Sánchez, “que los enfermos de cáncer de Fuerteventura podrán disfrutar de un servicio que ellos no tuvieron”.

Luces y sombra de la sanidad

Tras la gran manifestación de 2016 por una Sanidad Digna en Fuerteventura, se han producido avances destacables en los niveles de inversión, incorporación de especialidades médicas, ampliación de la plantilla o la puesta en marcha de nuevas unidades de servicio. Otras mejoras que se han notado en estos años han sido la ampliación del bloque quirúrgico y también la normalización de los traslados a Fuerteventura de cirujanos y especialistas para pasar consulta, una fórmula que ha supuesto un ahorro en costes y mayor comodidad para los pacientes, pues la visita de un médico evita decenas de viajes a los usuarios.

Del otro lado, las carencias en infraestructuras sanitarias continúa siendo prácticamente las mismas que hace cinco años y son muchas las voces que cuestionan tanto el modelo como el sistema sanitario a nivel insular. Los habitantes del sur de la Isla continúan siendo los grandes olvidados, como señala Eduardo Blasco, doctor en medicina, desde la directiva de la Asociación Salud y Sonrisas, porque “sigue existiendo la triple insularidad. Si vives en Morro Jable o en Toto, y tienes un cáncer u otra patología que no se trate aquí, estás a 100 kilómetros del aeropuerto, a un avión y a una guagua del hospital de referencia”.

Con respecto a que todavía no exista un centro de especialidades médicas (CAE) en el sur de la Isla -son dos los proyectados-, para evitar a estos pacientes los 100 kilómetros de ida y vuelta al hospital, en su opinión “la duda está en si hay intencionalidad en este retraso” y lo relaciona con “la proliferación de chiringuitos médicos de baja calidad en las zonas turísticas. No podemos estar en manos de quienes solo ven negocio en la sanidad”. Aunque en el caso de los nuevos centros de salud, sus ampliaciones y nuevos ambulatorios y consultorios, cabe señalar que la mayoría cuenta con proyectos redactados, que se trata de expedientes complejos que no dependen únicamente de la Consejería, ya que en su tramitación intervienen también otras entidades como los ayuntamientos de la Isla o la Dirección General de Patrimonio.

Durante la gestión de la pandemia, en este último año y medio, la plantilla sanitaria se ha incrementado notablemente en la isla y Fuerteventura ha permanecido la mayor parte del tiempo en parámetros razonables de contagios, con un buen trabajo por parte de la Unidad COVID, pasando de 8 camas de UCI a las 10 actuales, y la undécima que se espera para diciembre, aunque el personal sanitario demanda más personal en atención primaria.

La inestabilidad política ha sido probablemente una fuente de problemas para una isla que necesitaba recortar distancias con respecto al resto, debido al déficit acumulado. Cinco han sido los consejero del Gobierno de Canarias que han ocupado la cartera de Sanidad en ese periodo, Jesús Morera (PSOE) desde las elecciones de 2015, José Manuel Baltar (CC) tras la rotura del pacto regional desde diciembre de 2016 hasta las elecciones de 2019, y tres consejeros en la actual legislatura: Teresa Cruz, Julio Pérez y, el último, Blas Trujillo. También se ha nombrado a cuatro directores del Servicio Canario de Salud, siendo el último y actual, Conrado Domínguez, el mismo que nombró inicialmente el consejero Baltar.

Unidad de hemodinámica. La Unidad de Hemodinámica es otra demanda histórica de la sociedad majorera. “No puede ser que si te da un infarto, tu vida dependa de si lo aguantas o de si cabes en el helicóptero. Aquí todos tenemos familiares que han pasado por eso”, explica Eduardo Blasco. Actualmente, en el Hospital de Fuerteventura no se realizan cateterismos y, según fuentes internas del hospital, en ocasiones los traslados se demoran hasta 48 horas. La sala de la Unidad de Hemodinámica se encuentra actualmente en ejecución y su finalización está prevista para diciembre, aunque, con la adquisición de los equipamientos, las previsiones de la Dirección Insular para su puesta en marcha se extienden hasta el tercer trimestre de 2022.

Nuevas especialidades médicas y unidades. Según informa la Dirección de Área de Salud, en 2020 y 2021 se han incorporado hasta 27 médicos especialistas en las áreas de Oftalmología, Neurología, Psiquiatría, Urgencias, Traumatología, Otorrinolaringología, Neumología, Radiodiagnóstico, Medicina Preventiva y Salud Pública, Anestesiología, Neurofisiología, Rehabilitación, Cardiología, Ginecología y Alergología. La nueva Unidad de Atención Temprana Infanto-Juvenil cuenta con un equipo de 5 personas con titulaciones de psicología clínica, logopedia, terapia ocupacional, trabajo social, fisioterapia y auxiliar administrativo. La Unidad de Medicina Interna, Paliativos e Infecciosos, habilitada en febrero, cuenta con unos 50 sanitarios. La nueva planta de hospitalización, aun cerrada, prevé la incorporación de 34 profesionales, incluyendo 16 enfermeros y otros 16 auxiliares de enfermería. En cuanto a la próxima Unidad de Oncología Radioterápica prevé la contratación de un equipo de 10 profesionales altamente especializados.

Carencias en infraestructuras sanitarias. Desde la manifestación de 2016 hasta ahora, únicamente se han completado dos obras sanitarias de calado en la Isla. Una es la ampliación del Hospital Insular, finalizada 18 años después de adjudicarse las obras, y la otra la ampliación del Centro de Salud de Corralejo, cuyas obras finalizaron con dos años de retraso con respecto al plazo inicial. Continúan sin resolverse y sin fecha de inicio importantísimas inversiones como los CAE (Centro de Atención Especializada) para prestar servicio en la zona sur, uno en Gran Tarajal, y otro en Costa Calma o La Lajita, los consultorios médicos de Caleta de Fuste y El Cotillo, y el Centro de Salud Corralejo II. Cuentan con proyecto redactado las obras de ampliación y mejora de los centros de salud de La Charca y Primero de Mayo, Puerto del Rosario y los de Costa Calma y Morro Jable, en Pájara.

Camas hospitalarias. En la nueva planta de hospitalización entró en servicio en febrero la Unidad de Medicina Interna, Paliativos e Infecciosos, con 27 camas. Este espacio se ha dedicado a los ingresos por COVID-19 y es donde fuentes internas denuncian que fue ocupada de prisa y corriendo, a iniciativa de la plantilla. “Fue incluso antes de recibirse la obra, ante la falta de previsión y decisión de la dirección. Las duchas estaban mal hechas y se inundaban los baños, con lo que los pacientes tuvieron que convivir con las obras mientras permanecían ingresados en habitaciones contiguas”. También lamentan que, en los peores momentos de la pandemia, el hospital llegó a contar con 14 ingresos por COVID simultáneamente, lo que hizo necesario enviar pacientes a la Unidad de Reanimación. Finalizada la ampliación del hospital, queda pendiente la puesta en funcionamiento de la Unidad de Hospitalización Polivalente Quirúrgica, con otras 34 camas, y la Unidad de Estancia Media para Pacientes Psiquiátricos.

Déficit de inversión. Un dato ilustrativo de las carencias de la sanidad majorera en la última década es el nivel de inversión asignado a Fuerteventura por parte de la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias en la última década, especialmente en comparación con las otras dos islas no capitalinas similares en población. En 2011, la Gerencia de Servicios Sanitarios en Fuerteventura contaba con 50 millones de euros para una población de 100.00 habitantes; La Palma, con 80.000 habitantes, tenía asignados 60 millones; y Lanzarote, con unos 150.000 habitantes, con 83 millones, un porcentaje notablemente superior a la diferencia de población.

La situación comenzó a corregirse a raíz de las manifestaciones, con un incremento del 20% en los presupuestos de la sanidad majorera entre 2016 y 2020, hasta alcanzar los 92 millones de euros. En el apartado de Personal, el incremento ha sido incluso mayor. Fuerteventura partía en 2016 con 57 millones de euros, cuantía que se ha incrementado hasta los 78 millones en 2021, con un incremento acumulado del 36%.

Desconexión entre atención primaria y el hospital. Los médicos llaman la atención sobre carencias que tiene solución en el ámbito de la tecnología y acceso a la información. En Fuerteventura -no así en otras islas- los historiales médicos de atención primaria y del hospital no están conectados entre sí, de manera que ni los médicos de familia, ni los especialistas, pueden ver la información que ambos han elaborado, algo que, «obviamente, es perjudicial para la correcta atención y diagnóstico del paciente».

“Satisfecha con las nuevas unidades de Atención Temprana, del Dolor, de Acompañamiento a Personas Trans y las medidas de estabilidad para la plantilla”

Titulada en derecho, y con 33 años de experiencia de gestión y asesoramiento en los hospitales de Fuerteventura y Doctor Negrín de Gran Canaria, la directora de Área de Salud de Fuerteventura, Sandra Celis, hace un balance de las políticas y necesidades de la sanidad insular. En el ámbito hospitalario, en su mandato se han puesto en marcha, entre otras, la Unidad del Dolor, “para mí, algo importantísimo, pues había más de un centenar de personas esperando hasta un año por una cita. También hemos apostado por la Atención Temprana. Es un servicio para atender a la población de 0 a 6 años que precise de intervención especializada, por presentar algún tipo de trastorno en su desarrollo”, al igual que destaca la puesta en marcha de la Unidad de Acompañamiento a las Personas Trans y el pilotaje de la derivación directa a Fisioterapia.

Desde la perspectiva de los pacientes, se ha reducido el tiempo de abono de las dietas de desplazamiento: “Cuando llegué en agosto del año pasado, había personas esperando por el ingreso desde febrero. Ahora pagamos esas dietas en 30 días. También se ha reducido a 15 días el tiempo del abono de las ortoprótesis”.

En materia de Salud Pública, los inspectores hacían antes los desplazamientos en su propio coche, “lo que se ha subsanado con la contratación de un arrendamiento de vehículos”. A nivel de gestión, desde la Dirección del SCS, “se ha desarrollado una política de estabilidad de la plantilla, concediendo interinidades en la línea de consolidar al personal para dejar de contratar puntualmente”. Ha creado también “un Servicio de Contratación que antes no existía y que era necesario para gestionar mejor el presupuesto”.

Algunas de las críticas dirigidas a la gestión sanitaria canaria se dirigen a la externalización de ciertos servicios y en Fuerteventura, en particular, en lo relativo a las resonancias magnéticas y TAC, dos servicios que ya presta el propio hospital. En este sentido, Sandra Celis explica que “las derivaciones a clínicas privadas ahora se realizan a consideración de los profesionales especialistas. Se ha establecido un protocolo, con lo que se externalizan menos procedimientos y los que se hacen son con el visado de la inspección. Son servicios cada vez más demandados y, para atender la demanda, en el Hospital se han puesto en marcha turnos de tarde y de fines de semana”.