TEXTO Y FOTOS: Mónica Quintero
Corralejo. 13:30. Se hace el silencio y el almuecín comienza sus cánticos para llamar a la oración. Más de doscientas personas, entre hombres y mujeres, grandes y pequeños, se dan cita en la primera mezquita de Fuerteventura para cumplir con unos rezos que cobran más valor, si cabe, en estos días de Ramadán. Los hombres, desde el salón principal, y las mujeres, desde un salón ubicado en la planta superior del templo, atienden a la oración guiada por el imán que, situado en el interior del mimbar, ofrece el sermón en árabe y dirige el rezo. Sobre el mimbar, un verso del Corán resume lo que significa este templo para los hombres y mujeres que profesan la fe islámica y cuya traducción aproximada sería “Las mezquitas son para Alá, así que no llames a nadie más que a Alá”.
Precisamente esta mezquita consagrada a Alá es el sueño cumplido de un grupo de vecinos y vecinas de la Isla que, tras varios años de esfuerzo y dedicación, han conseguido hacer realidad lo que hace una década hubiera sido imposible, ya que han pasado de rezar en un local a hacerlo en un templo.
Mohamed Amjahdi, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas (UCID) de Fuerteventura, y Mohamed Agurram, presidente de la Comunidad Islámica de Corralejo, recuerdan que fue en 2018 cuando, tras varios años intentando encontrar la ubicación idónea para el templo, la comunidad consigue comprar el lugar donde seis años más tarde se alzaría la primera mezquita de la Isla. “Notábamos que cada año la comunidad crecía y que el espacio no era suficiente”, explica Agurram, “por eso planteamos la posibilidad de construir una mezquita y lo consultamos con los ciudadanos; todos apoyaron esta idea”. De hecho, cada euro empleado en las obras de este templo procede de las donaciones de los hombres y mujeres que profesan la fe islámica en Fuerteventura, además de contar con donaciones realizadas por comunidades islámicas de otros puntos de España y Europa.
Sin embargo, todo no está terminado en este templo, aún queda trabajo por realizar. Además de los remates en la sala de oración destinada a las mujeres, la mezquita tiene previsto albergar otros espacios para la actividad en comunidad. Y es que, como explica Amjahdi, “además de ser un lugar de oración, esta mezquita también será un centro de aprendizaje y de servicio para nuestra comunidad”. Porque, entre otros objetivos, servirá para que las personas de otras nacionalidades tengan un lugar donde, por ejemplo, aprender castellano, ya que el idioma a veces se convierte en una barrera para quienes quieren acceder al mercado laboral. “Aquí se impartirán clases, se brindará apoyo a los necesitados y se promoverá el diálogo interreligioso”.
20 nacionalidades. Europa, África y Asia se congregan bajo el mismo techo de Corralejo. No en vano, cerca de 20 nacionalidades llegan a darse cita en el templo de Corralejo: desde Francia, Marruecos o Nigeria, pasando por Sri Lanka y sin olvidar España. Y no solo acuden residentes en Fuerteventura, sino que también sobre las verdes alfombras de la mezquita rezan musulmanes de otras islas que, estando de paso, paran en Corralejo para la oración. “Que esta mezquita sea un faro de luz y esperanza para todos nosotros. Que nos inspire a ser mejores seres humanos y a vivir de acuerdo con los valores de nuestra fe. Que Alá bendiga este lugar y a todos los que la visiten”, concluye Mohamed Amjahdi.