REPORTAJE. Potajes y ensaladas cinco estrellas

A nadie se le esconde que en las casas cada vez preocupa más el elevado coste de los alimentos y cómo este repercute en el bolsillo cada final de mes sin que le reste calidad a lo que comemos. Pero, a diferencia de lo que algunos puedan pensar, abastecer la nevera con productos frescos de Fuerteventura es posible y, lo mejor de todo, a buen precio.
De esto saben en la Cooperativa Agrícola de Gran Tarajal a la que llega cada semana una amplia variedad de hortalizas y frutas para la venta al mayorista y al detalle. De hecho, después de un proceso de reorganización interna, a principios de verano pudieron abrir una tienda al público en la que los asociados venden directamente sus productos a precio regularizado, es decir, no cambia en función de la oferta y la demanda del mercado internacional, sino que el agricultor cobra un precio justo y fijo durante el año ya que los precios se establecen en función de los costes de producción y no por intereses o factores externos.

Esta socialización de los precios ha permitido a la Cooperativa tener una clientela consolidada en un periodo corto de tiempo. Así lo demuestran los datos: al mes se venden en torno a 5.000 kilos de verduras y frutas solo en la tienda. Es decir, todo lo que producen los 16 socios activos (principalmente de los municipios de Tuineje y Pájara) de esta cooperativa agrícola tiene salida en el mercado interior, bien sea en pequeñas cantidades o al por mayor en restaurantes, hoteles, cafeterías,…

Y si los precios son económicos, la calidad es máxima. Como explica el presidente de la Cooperativa Agrícola de Gran Tarajal, Arturo Hernández, “consumir lo local es reducir la huella de carbono, es crear paisaje, es desarrollar la economía local, es obtener productos más nutritivos porque son más frescos, es seguridad alimentaria,… es calidad”. De hecho, en breve una empresa externa será la encargada de realizar esos controles para garantizar que las frutas y verduras

Caldero o ensaladera. En la Cooperativa Agrícola de Gran Tarajal se puede encontrar todo lo necesario para un potaje o una ensalada. Papas, batata, calabaza, calabacín, cebollas, habichuelas, zanahorias, col, espinacas y acelgas, para el primero de los platos; tomate, lechuga, pimiento, millo dulce, remolacha, rúcula o aceite de oliva para el segundo. Pero estos son solo dos ejemplos gastronómicos, porque la variedad de productos es tan amplia como diversa es la originalidad de los agricultores, que se animan a plantar en sus huertos productos como maracuyá, pitaya, berenjena china, pimientos italianos, colinabos o espárragos.

Además, también es posible encontrar los clásicos de la gastronomía majorera, que suele estar más unidos a la estacionalidad: en verano, sandía, melones e higos; y limones todo el año. Otras frutas disponibles son papaya, manga, pera-melón, plátanos y fresas. “Aquí, el cliente no va a encontrar manzanas y peras porque es difícil que los árboles se adapten a la tierra y el clima de Fuerteventura; pero la gran variedad de productos hortofrutícolas que traen cada semana nuestros agricultores no es nada desdeñable”, asegura Arturo Hernández.

Tiempo de reinventarse. La Cooperativa Agrícola de Gran Tarajal se caracterizó hace unas décadas por dedicar su actividad principalmente a la exportación de tomate. Pero con el descenso de la producción y los cambios en el mercado (los costes de la doble insularidad, la entrada de nuevos países productores,…) tuvo que reinventarse. En 2019 cesó la actividad de exportación, ya que en aquel momento llegó al límite: la producción de tomate se reducía a 13 hectáreas y los costes de producción, de exportación y comercialización eran más elevados que los ingresos.

Posteriormente llegó la pandemia y ese fue, quizás, el punto de inflexión: había que reconvertir el servicio hacia el mercado interior. Y así fue como la Cooperativa pasaba del monocultivo del tomate al cultivo de hortalizas variadas, en función de las necesidades y demandas del mercado majorero. “Hubo que cambiar muchas cosas”, recuerda Hernández, “y no solo los cultivos. Me refiero a que nuestra clientela pasa a ser otra y nuestra forma de trabajar también, ya que ahora los canales de distribución son otros y la comercialización también es diferente”. Aunque logísticamente es más complicado, el cambio valió la pena.

Poco a poco siguen dando pasos para mejorar los canales de comercialización. Al número de WhatsApp (609 314 087), en el que cualquiera puede recibir la lista semanal de productos y precios, se suma Instagram (cooperativaagricolagrantarajal) y Facebook (elalmacendelacooperativa). Además, en breve habilitarán una página web para facilitar la venta online. Sin embargo, para quienes prefieran el contacto cercano y directo, la tienda está abierta cada mañana, de lunes a viernes, en el Llano de la Higuera, donde Leticia te atenderá con una sonrisa.