Texto: Mónica Quintero
Siempre se ha dicho que con los asuntos de médicos uno nunca sabe: hoy estás en tu casa y al día siguiente te trasladan a Gran Canaria en helicóptero porque tienes que ser operado de urgencias en el Hospital Insular; o tienes que acudir a un tratamiento a primera hora de la mañana siguiente y sabes que tienes que hacer noche en aquella isla porque de otra manera no llegarás a tiempo a la cita; o te toca revisión y lo mismo: tienes que hacer noche en Gran Canaria para acudir en hora a la consulta del especialista… son tantos los motivos por los que una persona se puede ver enredada en los desplazamientos sanitarios que sería difícil enumerarlos todos. Ahora bien, ¿cómo organizas esa noche (o noches) en Gran Canaria cuando no tienes a disposición la casa de un familiar o un amigo donde quedarte?, ¿dónde alojarte tú o tu acompañante cuando en lo único que piensas es en lo que podrá ocurrir cuando atravieses las puertas del hospital?
El Servicio Canario de la Salud dispone de una serie de alojamientos, gestionados a través de un convenio con Cruz Roja, que no siempre dan respuesta a las necesidades de los enfermos procedentes de Fuerteventura y sus acompañantes. Al problema de disponibilidad de plazas, ya que no siempre hay, se debe sumar otro mayor: la ubicación. El centro de referencia para Fuerteventura es el Hospital Insular y el alojamiento que presta el SCS está junto al Hospital Doctor Negrín (idóneo para los vecinos de Lanzarote, ya que este es su hospital de referencia); es decir, que si el enfermo y su acompañante consiguen una plaza para todo el tiempo que requiera su estancia en Las Palmas de Gran Canaria, tendrán que afrontar cada día un recorrido que lo lleve de una punta a la otra de la ciudad (ida y vuelta).
La pesadilla de estar lejos de la persona querida (o la imposibilidad de abonar por adelantado el dinero del alojamiento) llevó a muchos y muchas a preferir pasar la noche en las sillas de la sala de espera o en los pasillos del hospital. Sin embargo, hace 25 años unas monjas devolvieron la dignidad a los enfermos majoreros y sus acompañantes.
La Orden Siervas de los Pobres de las Hijas del Sagrado Corazón de Jesús abrieron hace ahora 25 años la Casa del Sagrado Corazón, que actualmente dispone de 19 habitaciones, algunas de ellas familiares para que también se hospeden niños. El 80% de las personas alojadas proceden de Fuerteventura, si bien también acuden de otras Islas (principalmente por temas pediátricos y ginecológicos) al Hospital Materno Infantil, ya que la Casa del Sagrado Corazón se encuentra a escasos cinco minutos caminando del complejo hospitalario.
“Esta casa”, explica sor Asunción, una de las cuatro religiosas que se encargan de su mantenimiento, “nació a propuesta de una hermana que trabajaba en el Hospital Insular. Ella planteó la necesidad de atender a todas esas familias procedentes de Fuerteventura porque cada día veía a padres, esposas, maridos o hijos durmiendo donde podían, en los pasillos o butacas del hospital, porque no querían estar muy lejos del enfermo”. Recuerda que se “planteó a la Orden la posibilidad de asistir a esos pacientes y familiares” y sobre la marcha se pusieron manos a la obra. Añade sor Asunción que “la casa estaba compuesta inicialmente por un garaje y una habitación”, que después se fue remodelando y ampliando hasta las actuales instalaciones compuestas por las 19 habitaciones con baño (incluyen sábanas y toallas), las zonas comunes y un patio central que ofrece tranquilidad y paz en los momentos de mayor incertidumbre.
Hospedarse en la Casa del Sagrado Corazón cuesta 10 euros la noche, ya que ese dinero sirve para el mantenimiento de la misma y de los servicios que presta (lavandería, agua y luz,…), pero, como reconoce sor Asunción, “hay quienes no pueden pagar esa cantidad o solo una parte. Sin embargo, nuestra vocación es la de atender a las personas, así que las hospedamos igualmente”. Ese fue el caso de una familia de Lanzarote compuesta por el padre, la madre y tres hijos, el menor de los cuales era un bebé recién nacido que tuvo que ser intervenido quirúrgicamente en el Materno Infantil.
Mantener una casa de estas dimensiones es costoso. “Si tenemos la casa llena es posible cubrir los gastos, pero cuando surgen averías o daños imprevistos, se nos hace cuesta arriba”, lamenta. De hecho, gracias a una subvención de 10.000 euros de la Consejería de Políticas Sociales del Cabildo de Fuerteventura pudieron afrontar este año las obras de arreglo de las goteras del tejado. “Si no hubiera sido por el Cabildo de Fuerteventura no podríamos haber asumido ese gasto extraordinario”, reconoce sor Asunción.
Adargoma Hernández, consejero insular de Políticas Sociales, asegura que la intención de su Departamento es renovar este convenio de colaboración cada año, “porque somos conscientes de las necesidades que afronta esta casa que acoge a familias majoreras durante semanas enteras o, incluso, meses, dependiendo del tratamiento de cada paciente”. En una visita realizada el pasado año a la Casa del Sagrado Corazón junto a la vicepresidenta primera, Lola García, “nos llamó poderosamente la atención la cantidad de personas procedentes de Fuerteventura que se alojaban allí. Solo en 2021 atendieron a 190 familias, de las que 140 eran de la Isla”.
Y este año no serán diferente. Al momento del reportaje, unas ocho habitaciones estaban ocupadas por familias majoreras y para ese mismo fin de semana, concretamente para el domingo, una pareja de Fuerteventura tenía previsto alojarse con ellas ya que a primera hora del lunes tenían consulta médica y así se aseguraban llegar a tiempo a su cita con el especialista.