ARTÍCULO DE OPINIÓN. «La pandemia y el desarrollo de Fuerteventura» por Marcial Morales

Saldremos de la pandemia -cómo y a qué ritmo salgamos será otra historia- siendo unas personas y una sociedad diferentes. De hecho, ya somos muy distintos a como fuimos en 2019… y ‘todavía es norte’. Es decir, muy atrevido tiene que ser alguien, después de los vaivenes a los que nos ha sometido ‘el bichito’, como para pronosticar por dónde y cuándo se va a superar todo esto.
La incertidumbre es, por tanto y cada vez más, el término que mejor define a este difícil momento. Por eso, cualquier cosa que se quiera afirmar con responsabilidad, ha de estar siempre en ‘veremos’. Pero…
… Ya empiezan a dejarse ver muchos pequeños detalles o grandes cambios que la crisis sanitaria provocada por el Coronavirus está dejando entre nosotros. Uno, sin duda, tiene que ver con nuestro modelo de desarrollo.
Porque hace unos pocos años, y los documentos lo acreditan, en islas como Fuerteventura no faltaba quien defendiera con aparente convicción que la renovación del planeamiento insular permitiera seguir consumiendo suelo -ese bien nuestro tan preciado, por escaso y por singular- para la construcción de miles de camas turísticas que sumar a las actuales… que ya, cuando estaban a tope de ocupación, hace apenas año y pico, casi doblaban el número de habitantes de esta isla.
Cabe suponer que, después de este revolcón cuyas peores consecuencias están aún por llegar -y menos mal que Alemania y Gran Bretaña han abierto la mano para que en la temporada de invierno se amortigüe la imagen de desolación que presentan nuestras zonas turísticas-, ésos que aún sueñan en desarrollista guardarán para otra ocasión esos delirios de crecimiento que pretendían volcar en el Plan Insular y que nos hubieran situado, en un dramático horizonte de décadas, en una población residente de centenares de miles de personas. ¿Para qué? Sin duda, para perder calidad de vida.
Por fortuna, la inmensa mayoría de la gente majorera (haya nacido donde haya nacido) tiene cada vez más claro que, cuando hablamos de auténtico desarrollo, en general se puede afirmar que ‘más (cantidad) no es mejor (calidad)’ y que las apuestas más inteligentes se sitúan hoy en el terreno de la excelencia. O sea, llevándolo al ámbito de la ordenación de nuestro territorio y las personas, los recursos y las actividades que en él nos asentamos, en vez de seguir expandiendo los espacios construidos, la clave está en darle el mayor nivel posible a la industria hotelera, mimar los espacios urbanos, potenciar las actividades complementarias que hacen más atractiva la oferta turística, seguir poniendo en valor nuestro patrimonio de espacios libres, paisaje rural, los singulares atractivos (gastronómicos, culturales…) locales… En definitiva, el horizonte puede resultar tan sencillo de definir como situado está en planificar y activar todos aquellos proyectos que resalten lo que nos hace únicos. Es decir, lo que hace que Fuerteventura se parezca, siempre en cambio, cada vez más a sí misma.
En este complicado momento, transformando el problema en oportunidad, viene al caso aquel consejo de Adán Martín cuando insistía en que las coyunturas de crisis son un momento que no se puede dejar pasar para ‘hacer los deberes’, para ‘ordenar la casa’, renovar lo que se ha quedado obsoleto y estar preparados para que, cuando vuelva a llegar el ciclo económico positivo, nos coja en las mejores condiciones para aprovecharlo y que redunde, sobre todo, en calidad de vida para la gente que vive aquí.
Lo que parece preocupante es que, camino ya de la mitad de la actual legislatura, pasado el primer impacto de la crisis sanitaria, ni se sepa de un solo plan o proyecto que, desde lo público y a nivel insular, se encamine a incrementar los incuestionables atractivos que atesora esta isla. Se gestiona la pandemia, se reparten algunos fondos para soportar mejor la que ya está aquí…, pero todo hace pensar que no se va a aprovechar este tiempo de parón para que la vuelta de la actividad económica nos encuentre convertidos en un lugar aún más irresistible para quienes buscan destinos que les ofrezcan algo único, a la vez que, al menos, seamos entonces un poquito menos dependientes de un único motor económico. Se ejecutan algunos proyectos que vienen de la anterior etapa, pero nada más. Al menos, de momento.
Y sigue pasando el tiempo…