Matías Torres Quesada, 100 años dedicados al emprendimiento (II Parte)

-El horno de cal que hay en la entrada a Gran Tarajal se hizo con los bloques de su fábrica, ¿no?

-Sí. Son bloques macizos de cal, picón y arena. Los hornos los hizo un señor de Tenerife, don Antonio, y me compraron los bloques. Para hacer la pared de cajón tardaban más tiempo y los albañiles cobraban más porque cobraban por hora; por eso, para que metieran el bloque mío tuve que ofrecerles una comisión por cada bloque que ponían. El horno estuvo pocos años abierto porque al poco tiempo empezó a llegar el cemento. Cuando cerró el horno, yo le compré toda la cal para hacer bloques. Un viaje o dos de esa cal la guardé en las casas de la Banda Arriba, de la fábrica.

-¿Y qué pasó con su fábrica de bloques?

-Que me mandaron a un inspector de trabajo. En ese tiempo la tuve que dejar porque ya no me convenía.

-Cuando cerró la fábrica, ¿qué hizo con las máquinas?

-Tenía dos máquinas. Una se la alquilé a don Alberto Langenbacher, que se la llevó a Chilegua, donde tenía la casa. La otra se la alquilé a Santiago García, de Agua de Bueyes, que la tuvo en el almacén de los Betancores en Gran Tarajal

-¿En esa época ya estaba casado y con hijos?

-Sí, ya me había casado y habían nacido las niñas.

-¿Cómo era su mujer, María Cabrera?

-Era una persona muy buena.

-¿Y cómo la conoció?

-La conocí trabajando en los almacenes de los Betancores. Eran almacenes de tomate y allí estaba trabajando mucha gente de diferentes lugares. Ella era de Triquivijate. La conocí en los bailes que hacía Antonio Sosa en donde tenía el cine. Nos casamos el 24 de agosto de 1952.

-¿Y que decía su mujer cada vez que usted ponía en marcha una nueva idea?

-Ella siempre confió en mí. En la fábrica de bloques, además, estuvo trabajando un hermano de ella y un primo mío. Su hermano era Antonio, que vino de Triquivijate a trabajar en la fábrica y se quedó en Gran Tarajal. Antonio montó después el Bar Playa y le fue bien.

-Entonces, ¿en esa época ya vivía en Gran Tarajal?

-Sí. Yo me mudé a Gran Tarajal en el año 1952, cuando me casé.

-¿Cómo eran sus hijos (Inma, Geno y Juan Miguel) de pequeños?

-Era muy buenos. Para mí eran iguales de buenos.

-¿Y después de la fábrica de bloque a qué se dedicó?

-Primero al camión y después al taxi. El camión era un Ford y con él cargaba de todo, desde alfalfa hasta piedras. En Ajuy una vez subí con el camión por la pista mala que hay hasta los hornos de cal de arriba. Allí subí y bajé un viaje de cal. Pero lo más peligroso con el camión fue cuando hubo un temblor de tierra y se cayó una cueva donde cargaba el picón en Tiscamanita. No me pilló por poco: estaba fuera para cargar el camión y esperando me quedé dormido. Los vecinos de Tiscamanita estaban cargando dentro de la cueva y como sintieron el temblor salieron corriendo. Cuando me desperté me extrañó no ver a nadie, así que cargué a pala y me marché. Al día siguiente estaba un socavón donde había estado cargando. Yo me enteré después, cuando me lo contaron.

-Los camiones se cargaban antes a mano, ¿no?

-Antes todo era a pala y a mano; no había grúas ni nada de eso.

-¿Cuántos años estuvo con el camión?

-Estuve muchos años hasta que compré el taxi. Ya después, hasta que me jubilé en 1984, estuve de taxista.

-¿Y usted fue el primer taxista de Gran Tarajal o ya había otros taxis?

-Ya había otros taxis. Miguel Cabrera fue el primero que puso dos taxis, pero los trabajaron dos chóferes que contrató.

-¿Cómo eran las carreteras en aquella época?

-La mayoría de las carreteras estaban sin asfaltar. Era, más o menos, el año 1960. No había ninguna carretera asfaltada hasta Jandía, todo era por pista de tierra hasta Morro Jable. Aquí había carretera asfaltada hasta Tuineje. Cuando tenía 15 años estuve trabajando en la carretera hasta Tarajalejo, pero también era de tierra. En aquella época eran muy pocas las carreteras que estaban asfaltadas.

-¿Llegó a ir hasta Corralejo con el taxi?

-Sí llegué a ir, pero también por pista.

-¿Estaban las carreteras asfaltadas cuando se jubiló?

-No estaban todas aún. Para ir antes a Jandía, la carretera era pegada a la mar del norte, no a la mar del sur. Hubo una noche que iba con el taxi por esa carretera y se me averió. Tuve que esperar hasta el otro día hasta que alguien pasara.

-¿Tuvo que ir muchas veces hasta Puerto del Rosario para llevar a alguien de urgencias al médico?

-Me tocó alguna vez llevar a algunas mujeres que estaban para dar a luz. Uno solo pensaba en llegar allí a tiempo y con suerte. Antes en aquellas carreteras se tardaba más y tenías que ir más deprisa.

-¿A qué pueblo tenía que hacer mayor número de viajes?

-A Las Playas porque había mucha gente trabajando allí. En esa época había muchos suecos que llegaron porque hubo un sueco que fabricó allí y después vinieron más.