OPINIÓN. «Crónica CAAF-Kiana», por Felipe Morales

Ayer por la tarde a las diez de la mañana, tuvo lugar una rueda de prensa hidráulica en el Salón de Tactos del Cabildo Insular para presentar el Plan Urgente para el Transporte y Aprovechamiento del Agua (PUTAGUA), que tiene como fin afrontar la emergencia hídrica que sufre Fuerteventura. Dicho plan fue expuesto por la presidenta del Cabildo, Desaladora García, que estuvo acompañada por los alcaldes caldeados de la isla.

La presidenta reconoció que la solución definitiva al gravísimo problema del agua -que tiene echando chispas a los habitantes de Fuerteventura-, pasa por la construcción de una nueva potabilizadora, así que prometió construir una que sería más grande que la central nuclear de Zaporiyia, la cual entraría en funcionamiento en el año 2076 en primera convocatoria, y en el 2090 en segunda. El corresponsal del periódico La Presbicia le preguntó con qué fondos la financiaría, a lo cual respondió que ella tenía una alcancía desde que era chica donde había ido poniendo las monedas de cinco pesetas hasta el año 1999, y las de diez céntimos de euro después. Pero que siendo consciente de que con eso no le daba, había firmado un convenio con el gobierno de Nicaragua, pues deducía que, por el nombre del país, debía ser el que más agua tenía de todo el mundo. Previamente, lo había intentado reuniéndose en la República Centroafricana con su presidente, pero lo vio todo bastante negro, porque, además, como allí hablan una lengua que se le pareció bastante al euskera, lo único que creyó entenderle al presidente centroafricano fue: <<Akí tambi-yén etamos sekos sinagua>>. En su viaje de regreso, y viendo que el avión sobrevolaba el antiguo Zaire -por el que surca el segundo río más largo de África-, le preguntó a la azafata del Binter quién era el presidente del país, a lo que la sobrecargo Cathaysa le respondió que era un hijo del expresidente Mobutu Sese Seko. <<Olvídelo y siga pa’lante>>, le replicó la presidenta.

Así que mientras tanto, y en mutuo desacuerdo con los ediles de los seis municipios, se habían adoptado un conjunto de medidas de choque que conforman el PUTAGUA, de las que Desaladora García destacó las siguientes:

Como consecuencia del acuerdo con el gobierno nicaragüense, el Consorcio de Abastecimiento de Aguas de Fuerteventura (Caaf) pasará a denominarse temporalmente Sinsorcio de Desabastecimiento de Aguas (Sidesaguas Nicaragua).

El pueblo de Agua de Bueyes cambiará su nombre por el de Sinagua de Bueyes, para no malgastar al pueblo.

Así mismo, el palmeral de Madre del Agua pasará a llamarse Madre no hay Agua.
En el muy improbable caso de que en Fuerteventura caiga un aguacero, el término a utilizar en la Televisión Canaria por la meteoróloga Vicky Palma será el de agua 0.

Las embarazadas majoreras que rompan aguas deberán reciclar dichas aguas y reutilizarlas en el riego de plantas y huertos urbanos. Aquellas que vivan en pisos sin patio, las concejalías de Parques y Jardines de cada ayuntamiento pasarán por sus domicilios para recoger las aguas fetales, destinándolas posteriormente al riego en aspersión de las zonas verdes de sus municipios.

El corresponsal del Desenfoque de Fuerteventura le preguntó a la presidenta qué opinaba sobre el hecho de que la persona nombrada para el cargo de gerente del Sidesaguas Nicaragua, fuese el hijo de uno de sus consejeros, que había publicado en un tuit: “Ande yo gerente, ríase la gente”. La presidenta lo defendió, declarando que Armando Placas Solares había superado unas deposiciones limpias al Cabildo y, además, era catedrático de Economía Sumergida por la Universidad de Majanicho.

Al término de la rueda de prensa se sirvió un cóctel molotov entre los asistentes, cortesía del gobierno nicaragüense, que estuvo representado por la alcaldesa de su capital, Managua, que vino nadando desde su país para demostrar que el agua para ella no era un problema. Junto al cóctel se ofrecieron croquetas rellenas de aguavivas muertas y desaguacates al pil pil, pero como no pusieron agua, se produjo un añurgamiento masivo, que se abortó gracias a una botella de desaguardiente mezclado con Primperán que trajo la esposa del gerente, Ana Endesa Botín Naturgy.