OPINIÓN. «Poner a Fuerteventura en primera división. La urgente necesidad de apostar por la educación», por Natalia Santana

La Educación en España y en Canarias, debiendo ser tratada como reina, no pasa de ser cenicienta. Gobierne quien gobierne, se ha convertido en una especie de “muñeca de trapo” del que todos tiran pero nadie quiere dignificar y colocar en su justo e importante lugar. Siendo como es un factor esencial para el desarrollo de las personas y la sociedad, pasan las décadas y sus problemas de fondo y forma se perpetúan, por no decir que empeoran en muchos aspectos. Qué decir de la realidad de ésta en Fuerteventura: como en tantos otros ámbitos, nos tienen en segunda división.

Vayamos a la base: La educación no sólo nos proporciona conocimientos, sino que también enriquece nuestra cultura y valores. Quienes la queremos y defendemos como derecho, como forja de ciudadanas y ciudadanos, como siembra de porvenir, sufrimos al verla convertida en una precaria más en vez de cultivada como el instrumento regulador de las desigualdades sociales y transformación que es. Valga si no como ejemplo la educación primaria, esa etapa decisiva en la que se desarrollan habilidades físicas y cognitivas fundamentales, pero que nadie riega lo suficiente, que tantas esperas y excusas arrastra. Pero también valga como exponente una educación secundaria sólo socorrida por el sacrificio encomiable de los trabajadores de la educación.

Es de pura lógica que se debiera entender que es fundamental contar con infraestructuras de calidad en los centros educativos, ya que esto tiene un impacto positivo en el aprendizaje y mejora los resultados académicos. Invertir en la mejora de los centros educativos mejora la calidad de la educación en general. Lo saben bien en esos países que muchas veces nos muestran como paradigma, como espejo en el que nos deberíamos reflejar, pero luego comprobamos que eran sólo marketing electoral o promesas vacías. Es intolerable que muchos de nuestros niños y niñas no cuenten con instalaciones bien dotadas, seguras y cómodas y protegidas.

En Fuerteventura, la problemática de las infraestructuras educativas, muchas de ellas deterioradas o inexistentes, ha sido  siempre una asignatura pendiente. Esto afecta negativamente el rendimiento del alumnado. Las aulas y los espacios educativos son esenciales para el aprendizaje y el ámbito motivacional y funcional. Unas infraestructuras adecuadas facilitan los procesos de enseñanza y aprendizaje tanto para el alumnado como para el docente.

Las condiciones precarias de las aulas y los espacios abiertos de los centros de enseñanza afectan al correcto desarrollo educacional. Es cierto que se ha realizado una inversión apreciable en los últimos cuatro años, inaugurando dos nuevos centros educativos e iniciando las obras del CEIP El Castillo, pero aún enfrentamos problemas crónicos que vienen de muy atrás. Quizá este fue uno de los aspectos que me hizo plantearme la posibilidad de acudir al parlamento como candidata de Nueva Canarias. El futuro es ya. Ni mañana ni en la próxima década. Fuerteventura ha esperado mucho y quienes decían estar para defenderla y representar sus intereses andan dormidos, en piloto automático desde hace mucho. Nuestra isla se ha quedado atrás y las presentes generaciones de majoreros y majoreras no merecen tanta desidia. La educación menos.