OPINIÓN. «El Arte… de la Guerra (Crónica Carnavalera)» por Felipe Morales

A según se ha sabido ayer, gracias a un documento infiltrado por una de las cañerías rotas del Consorcio Insular de Aguas (CIA), el tema del carnaval de este año en Puerto del Rosario iba a ser inicialmente “Bagdad”. Con objeto de ir recreando la ambientación apropiada para tales fechas, en dicho informe se daban instrucciones a los operarios del Ayuntamiento para que abrieran zanjas en un montón de calles de la capital, reventando asfaltos, aceras y alcantarillas en todos y cada uno de los barrios sin tino ninguno. Se daba también la orden de que se mantuvieran intactos los socavones ya existentes desde hacía años para contribuir a ese efecto realista, que se asemejara a una ciudad en plena batalla. El modelo era el de la ciudad libanesa de Beirut, debido a su similitud con Puerto Cabras, y se adjuntaba en el informe una foto de la misma obtenida por Google Maps en 1985, recién terminada la guerra.

El Ayuntamiento había solicitado la colaboración del Cabildo, que participaría activamente con cortes de agua frecuentes y largos en todos los hogares y comercios. También prestarían su ayuda el gobierno estatal y algunas multinacionales del petróleo y la electricidad, que subirían los precios de los combustibles y de la luz, aunque para ello tuvieran que hacerlo también en el resto del país, evitando así que se levantaran sospechas entre los majoreros.

Sin embargo, una concejala del consistorio capitalino pasó una copia de este documento, previamente manipulado, a los ediles del resto de ayuntamientos insulares; había borrado con tipex la palabra “carnaval” con la intención de hacerles creer que se trataba de un verdadero plan de guerra para toda la isla capitaneado por el alcalde, instándoles a presentar mociones de censura en cadena para evitarlo. Ella se ofrecía amablemente para presidir una “confederación de municipios por la paz”, que culminaría con su candidatura a la presidencia del Cabildo.

Los cinco alcaldes no capitalinos de la isla reaccionaron al conocer la alarmante noticia del falso documento. Aprobaron en plenos de urgencia la puesta en marcha de medidas extremas: el alcalde de Pájara ordenó volver a levantar la pared que dividía a la isla en dos reinos en el tiempo de los guanches, creando la Península Independiente de Jandía. Por su parte, la alcaldesa de Tuineje estableció unilateralmente la capitalidad de la isla en su municipio, trasladando la sede a la localidad más poblada, que ahora pasaría a denominarse Gran Tran Tran. El alcalde de Antigua calificó esta idea de auténtica payasada, pero ante el temor de quedarse aislado o ser absorbido por alguno de los dos ayuntamientos colindantes, decidió atacar a Tuineje enviando todo el ganado disponible desde el frente de Pozo Negro, bajo la denominación de 4ª División de Infantería de Cabras y Carneros, que puso en guardia hasta a los ingleses de la Batalla de Tamasite. Betancuria se declaró neutral, como Suiza, con la intención de quedarse con los escombros de la guerra para exponerlos en su museo. Finalmente, la corporación municipal de La Oliva organizó un ejército de casi 6000 partisanos (incluyendo a los no empadronados), al que la alcaldesa bautizó como La Brigada Mascarpone.

El conflicto llegó a su punto álgido cuando desde el muelle de la capital los buques Aída Blu y Mein Schiff, equipados con misiles de crucero no se sabe por quién, lanzaron dos guirres contra los molinos eólicos del Time, que tuvieron que parar motores.

El director de Los Gambusinos decretó situación de “Máxima Alerta Carnavalera” y les regaló a todos un juego de “Hundir La Flota” para que se relajaran un poquito, y se ordenó una investigación independiente dirigida por el Área de Maternidad del Hospital Insular para intentar aclarar quién había sido la madre de todas las batallas. Un ginecólogo que estaba haciendo su turno reveló haber descubierto el documento manipulado cuando la concejala conspiradora fue a su consulta para hacerse la revisión anual y se lo dejó olvidado. Un urólogo contrastó el documento original con los concejales machos y todo quedó aclarado. La comisión de fiestas optó entonces por que el tema del carnaval fuera “El Arte”. Un concejal preguntó: ¿El arte de la guerra, de Sun Tzu? El alcalde le replicó: ¿¡pero tú eres bobo!?