Cuelga el uniforme y lo cambia por la gavia

Después de 35 años de servicios prestados al municipio de Tuineje y sus ciudadanos, Romualdo Perdomo Cabrera (Toto, 1963) se ha retirado de sus labores al frente de la Policía Local de Tuineje, donde desde hace algunos lustros ha ejercido su labor como subinspector jefe del cuerpo de seguridad.

El arma reglamentaria fue lo primero que entregó a quien lo sustituye; detrás, la responsabilidad de organizar a diario un Cuerpo que, a pesar de no tener los efectivos suficientes conforme a la ratio poblacional, realiza labores de vigilancia de edificios oficiales y espacios públicos; que ordena, señaliza y dirige el tráfico, principalmente en los horarios de entrada y salida de los centros escolares; un Cuerpo que tanto ejecuta labores administrativas como presta auxilio a los implicados en accidentes de tráfico o catástrofe; y que, sin tener competencias en ello, refuerza las labores de la Guardia Civil en Gran Tarajal, sea martes o domingo, además de un largo etcétera. Sin embargo, desde el pasado 28 de enero, día en que Romualdo Perdomo se prejubilaba oficialmente, dejaba atrás un trajín diario al que este año se suma, por ser época electoral, la celebración de la cita con las urnas el próximo mes de mayo. “No lo voy a echar de menos para nada”, comenta Perdomo en medio de esa sonrisa propia de quien ha vivido la convocatoria de “muchas elecciones y pasado por muchos alcaldes; ahora me toca hacerme para un lado y dejar que sean otros los que asuman esa responsabilidad”.

Por delante le queda un futuro vinculado a su familia, al lado de su mujer Alicia, sus hijos (Nadia, Romualdo y Laura) y “los agregados”, sus nietos y su madre; a viajar, “si Dios me da salud”; y a la agricultura, como no podría ser de otra forma en quien se ha criado en medio de la naturaleza y cuya mirada se regocija cada vez que salen brotes verdes en la tierra después de una buena lluvia. De esto último da cuenta su gavia, la de su jubilación, donde tiene cultivado desde hace meses algo de cereal y girasoles solamente por el placer “de ver crecer las plantitas”.

Pasear a Portuguesa y a Dakota, dos yeguas a las que mima en exceso, y ordeñar a Carmela, la cabra que esperaba tener algún día, también forman parte del horizonte próximo de Perdomo. Atrás quedan las noches de vigilia en las Fiestas Juradas en Honor a San Miguel Arcángel o en la Semana de la Juventud de Gran Tarajal; del Festival de Música Arena Negra, en donde tuvo que velar por la seguridad ciudadana en sus dos ediciones; o de los carnavales del Municipio, en donde sirvió de inspiración para tantas letras de los Cuca Libres.